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244 EL GIRO ANTROPOCENTRICO EN LA TEOLOGIA ACTUAL fe, esperanza y amor. Tamb ién aqu í vale el d icho de nuestros fi­ lósofos, que la vida es la rea lidad rad ica l (aunque no la más im ­ p o rta n te ); de e lla debe a rra n ca r y hacia e lla debe conve rger. De la vida de la com un idad creyen te debe a rran ca r y hacia e lla debe conve rge r la re flexión te o lóg ic a que qu ie ra man tene r su vita lidad . La teo log ía es el “ momento re fle x iv o ” en el d e sa rro llo de la vida de la Iglesia. Con esta re fe rencia de ida y vue lta a la vida de la com un idad creyente, la teo log ía dará m e recida sa tisfa cción al sen­ tid o de la h is to ric id ad , re la tividad , p ragm a tic idad y vita lism o , des­ cub ie rtos, justam en te , po r el homb re moderno en toda cap tación humana de la ve rdad. No o lvidem os que todo el p rob lem a de aco ­ modación y a cu ltu ra c ió n . del mensaje c ris tia n o a la m en ta lidad del homb re moderno se reduce, en ú ltim a instancia , a esto: co n ju ­ ga r el con ten ido sustantivo de la fe, inm u tab le , con la h is to ric id ad y re la tividad con que el hom b re cap ta siem p re la ve rdad de las co ­ sas, especia lm en te en el plano sob rena tu ra l. Y el pensa r te ó rico no cap ta esta h is to ric id a d y re la tividad si no se mantiene en con ­ tacto con la vida. C. El human ismo de nuestros días se a firm a cada vez más en ca rá c te r estrictam en te cismundano , in tra te rreno . La teo log ía debe c on ta r con este hecho; pero no debe a tenua r ante él el sen tido trascenden te , e sca to lóg ico , de su mensaje. El c ris tia n ism o no es un humanismo; debe se r más bien la c rític a y supe ración constan ­ te de cu a lq u ie r fo rma de human ismo h is tó rico . El homb re de nues­ tro s días, en la medida en que se cree y es de ve rdad adu lto , ne­ cesita cada vez menos de la re lig ión para reso lve r los p rob lemas de su v iv ir te rrena l, que es lo que le p reocupa . Lo que exige es au tonom ía plena en su p rop io campo de acción . Por eso el c ris ­ tian ism o no debe ve n ir a s u p lir las d e fic ie n c ia s del hom b re en el campo de lo humano, o a c o n c u rrir en ese m ismo campo con los esfuerzos del homb re p o r lo g ra r su pe rfe cción . La fe viene ún ica ­ mente a da r nuevo sen tido, nueva fin a lid a d trascenden te , a re a li­ za r una “ nueva c re a c ió n ” sob re lo que ya estaba ahí. Si la teo lo ­ gía se qu ie re com p rom e te r a e d ific a r la ciudad del homb re en es­ te mundo, pod ría p regun tá rse le si con e llo no com ienza a o lv id a r cuál es su p rop io menester. A l e j a n d r o d e V i l l a l m o n t e Universidad Pon tificia. Salamanca

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