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142 C IE N C IA S , F ILO S O F IA , R E L IG IO N dades supradimensionales, el único en el que logra el hombre con ­ ciencia de su voluntad de libertad, e indeterm inación, con las r e ­ sonancias que com p o rta 5. En lugar de poner el én fasis en la existencia de ciencias dife­ rentes, para am inorar la crisis podría ponerse en la existencia de diferentes problemas, cada uno de los cuales reclama técn icas y métodos diversos. Esto evitaría el escollo de trazar una escala des­ cendente de cientificidad : física, biología, psicología, sociología, po­ lítica, históricas. Tendríamos, en cambio, diversidad de explicacio­ n es: deductiva*, probabilísticas, teleológicas, g enética s... Cada cien ­ cia responde a su “ por qué” del modo que le conviene. Ni es exclusi­ vo de la teologia el argumento de autoridad, ni de la biología el te ­ leologico. Las explicaciones usadas por muchas de ellas o se em pa - rentan , o son reducibles: ciertos enunciados teleológicos son refor- mulables en enunciados no teleologico?. Nada, pues, de monismo m e tód ico 6. 2. Filosofía de las ciencias físicas: ¿Puede la crítica filosófica enseñar a la ciencia el lugar on to ­ lògico que corre-ponde a la realidad que aquélla describe? ¿Cuál es el papel de la filosofía frente a la ciencia? En la respuesta a esas dos preguntas se ventila la posibilidad y objetivo de una filosofía de la? ciencias. Hay muchos interrogantes suscitados por éstas de un a l­ cance que las trasciende. Y que, por lo m ismo, cuando los científicos se ponen a contestarlos, corren el rie?go de recibir soluciones des­ acertadas. Función de la filosofía, a ese respecto, puede ser la de re­ coger los problemas que la ciencia llega a plantear, pero o.ue no pue­ de esclarecer satisfactoriamen te. Uno de esos problemas es el de la “ realidad” m ism a sobre que recae el conocim iento científico. ¿Se trata de un “ ser en sí” , indepen ­ dientemente del observador? ¿O es, por el contrario, una posición del su jeto? En favor de la primera parte de esta dicotom ía ha abo­ gado desde siempre el realismo exagerado de la física clásica; a la 5. H. J. B arraud , S cien ce et ph ilosoph ie (P a r ís -L o u v a in : N a uw ela erts 1968). U n e n sa y o b a s ta n te a b a r c a d o r y lo g r a d o d e l o b je t iv o p ro p u e sto . 6 . L e ó n id a s H egenberg , In trod u cción a la filo so fia de la cien cia . T ra d . J. A. Ig lesia s, (B a r c e lo n a : H e rd e r 1968). P la n te a lo s p r o b lem a s g e n e ra le s d e e sa d is c ip lin a y lo s e s p e cia le s d e la s d iv ersa s cie n cia s . P u e d e se rv ir de m a n u a l b a s ta n te c om p le to .

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