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150 C IE N C IA S , F ILO S O F IA , R E L IG IO N 1. D e c ie n c ia y m o r a l La teología debe entrar en diálogo con las ciencias naturales, que en su estado actual ofrecen a aquélla no pocos flancos de roce. Muchos científicos demandan a los teólogos criterios para actuar moralmente en sus respectivos campos, como pueden ser la neuroci- rugía, la genética, la embriología, la farm acia, e tc ... Problemas co­ mo los de la droga, la pildora, el aborto, la experimentación c'on el h om b re... y otros muchos, son bifrontes, y no pueden resolverse un i­ lateralmente. ¿Cuándo comienza, por ejemplo, la vida hum ana propiamente tal? ¿En el momento de la fecundación? ¿Cuándo term ina la on to ­ génesis humana? ¿Con el inicio del período feta l? La respuesta debe provenir no de la teología, sino de una ciencia imparcial, indepen ­ diente de cosmovisiones antiguas o modernas, y de toda Coacción. En el caso apuntado, cuya clarificación sería un elemento de juicio decisivo e imprescindible para dictam inar sobre el aborto, en ese es­ tadio, la teología y la filosofía moral sólo pueden decir: si el huevo fecundado es ya un nuevo individuo humano, no debe asesinárselo. Pero si lo es realm ente, y no una mera parte del organismo m a ter­ no, como el huevo no fecundado, no pueden definirlo moralistas y fi­ lósofos con los solos medios de su ciencia. Lo que sí puede afirmarse sobre el particular es que, tratándose todavía de una cuestión no re­ suelta por la ciencia Con suficiente unan im idad, sigue siendo un ca­ so problemático y dudo'o, por lo que tal aborto es ilícito, como lo es a un cazador disparar sobre un blanco del que se duda si Consiste en un hombre o en otra cosa. Otro problema de difícil Polución — siempre por vía de e jem ­ plo— es el de las relaciones entre el cerebro y la conciencia. ¿Es és­ ta un fenómeno de aquél? Quienes lo afirman no advierten quizás la paradoja a q.ue conduce su postura, porque si la conciencia es un fenómeno del cerebro, el cerebro será a su vez un fenóm eno de ;í mismo, pues sólo nos percatamos de él en la conciencia. En la mayoría de los problemas fronterizos y mu ltivalentes, por interesar a la ciencia, a la moral y a la revelación, la respu esta -ba - se debe proceder de la recta razón hum ana desplegando sus virtua­ I I I . C IE N C IA S Y T E O L O G I A

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