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144 C IE N C IA S , F ILO S O F IA , R E L IG IO N ción al Espíritu infinito. La imaginación de una total autonom ía de las cosas objeto de conocim iento físico, con respecto al hombre, tu vo su correlato en el olvido de la vinculación de esas cosas a Dios. Amnesia que han sufrido con frecuencia tant'o los objetivadores co mo lo* m ismos subjetivadores radicales. Fautores de la primera ten dencia han sido los materialistas, que absolutizaron el “ logokós- m os” ; y de la segunda, ciertos filósofos que han repetido esa ope ración con el “ antropokósmos” , como N. Hartm ann , Heidegger y Sartre. Cerrar sobre sí m ismas las esferas de lo cuantitativo y de lo c u a litativo es desconocer la esencial referibilidad ascendente de ambas y desprenderlas de su única clave de bóveda racional, la Cualidad pura y absoluta, de la que reciben ú ltimamente sentido y a la que tienden en fuerza del “ peso óntico de las cosas” . De otro modo, el o r den y la verdad que se muestran al investigador de la naturaleza, abocarían a su causa definitiva. La matem ática, lo métrico, n'o ^s lo último en la realidad física : en ella lo mensurable reposa sobre lo inmedible, que es su presupuesto. Con esto cumpliría la filosofía de las ciencias uno de sus cometidos, cual es el de c'osechar los fru tos de las m ismas y dispararlos a m etas u ltracien tíficas: en este caso, desarrollando los gérmenes de transcendencia que laten en aqu élla s7. 3. C ie n c ia s y filo s o fía d e lo o r g á n ic o : Las líneas precedentes apuntan hacia una ontol'ogía de la física. Que sepam'os, está aún por trazar o, al menos, por darse a la pub li cidad. No así una ont'ología de lo biológico. A ella se van a referir las primeras consideraciones de este apartado. No es difícil colum brar que los adversarios de la m isma m ilitan o en el materialismo, para el cual materia y vida vienen a identificarse, c en el positivismo, consecuente e incauto negador de dimensiones ontológicas subya centes a la experiencia científico-biológica. Sin embargo, con un pie en la filosofía tradicional o “ perenne” , y el otro en los avances de esta ciencia, puede bosquejarse y organizarse un conocim iento 7. W o lfg a n g S t r o b l , La realidad c ien tífica y su critica filosófica (P a m p lo n a : P u b lica cio n e s de la U. d e N a v a rra 1966). H a lo g r a d o e n sam b la r u n a b u e n a fo rm a c ió n cie n tífica , un p e n s a m ie n to filo só fico p e n e tr a n te y u n a p r o y e c c ió n c ris tia n a d e la m a te ria estu d ia d a . C. F. v o n W e iz s a e c k e r , V orau sset zungen des n a tu rw issen sch a ftlich en D en k en s (F re ib u rg i. B r .: H e rd e r 1972)
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