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126 LA V IV IE N D A R E LIG IO S A FR EN TE A L P S IC O A N A L IS IS damental, la dimensión del deseo. El tema psicoanalííico del de­ seo necesitaría un estudio muy particular, ya que, como toda no ­ ción-gozne, es excesivamente difícil abarcarla. Y no parece el m o ­ mento oportuno de, al menos, rodearla. Baste decir, para confir­ mar su importancia, que uno de los psicoanalistas más discu tido' de la actualidad, J. Lacan , la coloca en el primer plano de la teo­ ría p sicoana lítica6. No interesa aquí la noción de d e se o 7. Parece suficiente recordar que el deseo, desde el punto de vista psicoana- lítico, significa un movim iento hacia la realización de una sa tisfac­ ción de la cual conserva una experiencia agradable. Si entiendo bien lo que ha querido decir Freud y la interpretación lacaniana, ei movim iento del deseo tiende inconscientemente, y .siempre, a re­ producir una satisfacción precedente, es decir, el efecto precedente de satisfacción, aunque el objeto que proporciona tal satisfacción no sea el mismo. Y la primera característica del deseo es la omni­ potencia 8. El deseo tiene la pretensión — que, probablemente, P la ­ tón, siguiendo la mayéutica del Banquete, calificaría de divina- de la totalidad y no acepta que nada se le interponga. O irá carac­ terística es -u pertenencia, en su casi totalidad, al campo de lo in­ consciente. Consecuencia de esto es su irracionalidad y su i.ogici- dad (desde el punto de vista de la razón, pero su terrible lógica desde la perspectiva de la omn ipotencia). O tra característica espe­ cífica del deseo es la necesidad de los otros'. Y he aquí que tenemos ya, según el psicoanálisis, a este h om ­ bre (al hombre de que tratamos, ¿por qué no cada un'o de nos­ otros?) en brazos y a capricho del deseo, de esa fuerza omn ipo­ tente, prácticamente inconsciente, arraciona!, ilógica y mendiga. Y he aquí que el deseo busca absolutamente la satisfacción , el ob­ jeto satisfaciente. Para ello pone en tensión todo el psiquismo humano. Pero... puede suceder (sucede necesariamente) que el ob ­ jeto buscado no satisfaga la apetencia del sujeto deseante. Es lo 6 . L acan J „ Les formations de l’inconscient, en “Bulletin psycholo­ gique”, 1957-1958; Ecrits. P a ris : S eu il 1966, p. 899. 7. El ca p . V II d e La interpretación de los sueños re p re se n ta u n es­ tu d io im p re s cin d ib le en la “ e c o n o m ía ” y en la “ d ia lé c tic a ” d e l d e s e o : cfr. F reud S., Obras Completas, I. M a d r id : B ib lio te ca N u eva 1967, p p . 395- 508. P u e d e v erse tam b ié n R icoeur P., De l’interprétation. Essai sur Freud. P a rís : S eu il 1965, pp. 109-120, 227 ss. 8 . V éa se F reud S., Totem y tabú, II, p p . 551-565. 9. L acan J., Du “ Trieb” de Freud et du désir du psychanalyste , en Ecrits, p. 852: “Le désir est désir de désir, désir de V Autre”.

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