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112 FILO S O F IA Y C IE N C IA N A TU R AL HOY rad icalmente al hombre, problematizando su propia existencia). Poique la ciencia, en especial la natural, está tan ligada a las rela ciones fenomén icas observables y mensurables en virtud de su m é todo y objeto, que desaparecería, si se internara en la dimensión óntica de lo no observable y mensurable. “La ciencia no piensa” dice Heidegger a este respecto; es decir, no atinge el ser. No hay en eso reproche a la ciencia; por el contrario, se reconoce que su pro greso en el sentido de la especialización dentro del área de los fe nómenos y leyes empíricos proviene de su a lejam ien to de la cues tión del ser por olvido del m ismo ( “ Seinsvergessenheit). Por su parte, el neopositivismo considera sin sentido una im a gen científica del mundo con calado metafisico, por razones lógicas del lenguaje y del conocim iento, pues los principios ontológicos se presentan al análisis lógico del lenguaje como axiomas aparentes, combinaciones de palabras sin contenido y, ya que su objeto no pue de escudarse en el método científico, como afirmaciones sin propósito. El saber científico es un instrumento de predic ción, que se mide por sus resultados efectivos, por lo cual se descar tan en absoluto las verdades transcendentes o de pretendido a lcan ce metafisico. Esto implica la elim inación de la filosofía en aras de una teoría del saber, orientada a las ciencias de la naturaleza: “No decir nada m ás que lo que se puede decir; por tanto, proposiciones de la ciencia natu ra l; o sea, algo que nada tiene que ver con la fi losofía” (L. W ittgenstein , Tractatus..., 6.53). Las consecuencias de ambas posturas son an titéticas: la n ega ción de la filosofía por la ciencia natural (positivismo lógico) y de la ciencia natural por la filosofía (ontologia fundam en tal). El próximo paso debería ser el de superar esa situación desde la doble negación que en ella opera. Podría conseguirse a través de la combinación positiva de ambas, filosofía y ciencia, sin mengua c'è la autonom ía de sus respectivos recintos y dentro de la relación in - tegradora de su complementariedad. Con otras palabras, superando su oposición dialéctica mediante su síntesis integrativa. A esta in te gración de ciencia natural y filosofía permite llegar el méíodo sis temático de una lógica integral (puede verse mi Lógica integral). 2. El “■prejuicio ontològico” Hay, sin embargo, que disipar primero el “ prejuicio ontològico"’
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