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98 LA TEO LO G IA DE LA LIB E R A C IO N Y. todo, si tenemos en cuenta que tres de tos más significativos m iem ­ bros de la Permanente (Tortolo, Plaza y Primatesta) habían suscri­ to el diez de junio (dos meses antes), tras la caída de O ngan ia : “La paz social no es simple ausencia de violencia y derramam iento de sangre. La presión ejercida por los grupos de poder puede dar la impresión de mantener la paz y el orden, pero, en realidad, no es sino germen de rebeldía. La paz sólo se obtiene creando un orden nuevo, que comporta una justicia más perfecta. Be lo contrario, no debe extrañarnos la violencia” . Uno se pregunta cómo estos obispos pudieron lanzar anatem as contra quienes pretendían llevar a la práctica sus proyectos. En todo caso se pusieron claramente en es­ tado de contradicción. La respuesta, como dijeron, va dirigida a todos los fieles y pre­ tende tomar posición frente a “ los últimos acontecim ientos de vio­ lencias, secuesíi'os y asesinatos” . “Lo que queremos y buscamos aho ­ ra es la reflexión seria y obligada de conocer bien y respetar la ver­ dad de la Iglesia, en puntos básicos, claramente enseñada por ella para rectificar rumbos, deponer actitudes y, si es necesario, para hacer penitencia, que significa cambiar de mentalidad, a fin de pensar como piensa la Iglesia (con ella y en ella cooperando así a su obra de salvación” 30. Los quince obispos de la Permanente se basan en el Vaticano II para decir que “ la misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social; el fin que El le señaló es de orden religioso. Pero, ciertamente, de esta misión de la Iglesia se difunde ayuda, luz y fuerza que pueden cooperar en la tarea de establecer y afianzar la comunidad humana, según la ley divina” (G S ., 42). Partiendo de esta inocente aseveración conciliar, recalan en las palabras que Pablo V I pronunció en 1969: “Y no hay quien no vea qué peligro para la verdad religiosa y para la eficacia salvífica de nuestra religión constituye el hecho de considerar sóto su aspecto humano y social con prejuicio de su aspecto primario, sagrado y di­ vino, que es el de la fe y el de la oración” 31. 30. C om isio n P erm an en te del E piscopado A r g e n t in o , M en sa je al P u e­ blo de D ios , en el “ B o le tín d e l A rz o b isp a d o B o n a e r e n s e ” , n .° 380 (1970) 360. 31. P ablo V I, en la a u d ie n c ia g e n e ra l d el 17 d e s e p tiem b re de 1969.

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