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M . D IA Z ALVAREZ Miguel para dilucidar el papel de la Iglesia ante la truculenta si­ tuación del país. Ignoraban tal vez que las conclusiones a las que llegaron darían origen de inmediato al MSTM . He aquí los puntos principales acordados por la Conferencia Episcopal A rgen tina : 1. La justicia no es sólo un don divino o virtud personal, sino también un estado del pueblo, de form a que todo el pueblo está en “ situación de pecado” cuando °e cometen, se consienten o no se re­ paran las injusticias. 2. La misión de la Iglesia es salvar integralmente al hombre. Por eso la evangelización comprende todo el ámbito de la promo­ ción humana. “ Es, pues, nuestro deber trabajar por la liberación plena del hombre e ilum inar el proceso de cambio de las estructu­ ra ” in ju stas y opresoras generadas por el pecado” . 3. Nuestro país está dentro de una estructuración in justa en el plano jurídico, político, cultural, económico y social. 4. Esta in justicia se agudiza con : a) La Concepción moralmente errónea de la economía global y de la empresa, que hace del lucro su única razón de ser. b) La subordinación de lo social a lo económico, impuesta por la acción de fuerzas foráneas. 5. El proceso de liberación deberá contener siempre el aporte fecundo de los auténticos val'ores y sanas tradiciones. 6. Compete especialmente a la Iglesia la educación de las con ­ ciencias. 7. Trabajaremos por la superación de las resistencias al cam ­ bio: a) con nuestra enseñanza, reelaborada permanentemente para ilum inar los acontecim ientos, las actitudes y sucesos del campo Social; b) dando testimonios auténticos a través de gestos que confi­ guren signos verídicos y una imagen real de una Iglesia que se renueva para el servicio del hombre” 23. E n “P l a n N a c io n a l d e P a s t o r a l ” , n.° 8 (1966) 15 (B u e n o s A ire s).

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