PS_NyG_1973v020n001p0055_0080

podía honrar a Dios, beneficiar a la ciudad, al clero, a los mismos fa­ miliares y conocidos, etc., podía formar parte del «negocio» del alma. En la vida religiosa se entrecruzaban temor y recompensa, como puede apreciarse en las reflexiones del obispo de Salamanca, Don Cal­ los Guevara, en el año 1392 . Hablando de los diezmos, comienza por prometer ciertos bienes de tipo espiritual, misas, etc., para luego pa­ sar a describir los males que caerán sobre todos aquellos que no pa­ guen debidamente los diezmos. Tales males serán: 1 ) Dios les dará hambre y pobreza. 2 ) En la otra vida les serán arrebatados los bienes, que, normalmen­ te, les estaba esperando y Dios mismo se tomará de sus bienes esa décima que niegan en este momento. 3 ) Por no haber entregado el diezmo sus bienes serán atacados por el pulgón, la sequedad, la niebla, la langosta y las pestilencias se cebarán en sus animales. 4 ) Finalmente, la tierra será «despechada» de aquellos que son sus señores Sin embargo, sería injusto afirmar que no existió verdadera y sincera vida religiosa en muchas personas. Los documentos nos hablan de las fiestas que se celebraban y que eran dotadas espléndidamente. Aunque, en ocasiones, aflora tan intensamente el interés económico, que parece existir motivo para du­ dar de la devoción de los que participan en las mismas fiestas religio­ sas. A veces, sólo el interés económico arrastraba a las fiestas litúrgi­ cas. De 1285 tenemos un testimonio de que las fiestas aue no tenían una dotación suficiente decaían rápidamente en su solemnidad n. Y en 1342 , Juan Bernal de la Rúa dotaba la fiesta de Santa María de septiembre «porque quando solia ser que este dia non auia y dinero para esta fiesta quando solia y ser beneficiado» 82. La dotación de las fiestas religiosas nos orienta también sobre 'a preferencia de las devociones salmantinas. Es difícil, sin embargo de­ mostrar la raigambre popular de todas ellas. La historia nos ha con­ servado los nombres de santos en cuyo honor se hacían largas proce­ 78 LA IGLESIA Y EL CLERO SALMANTINO EN LA B. E. MEDIA so. A.C.S., caj. 43, leg. 2, núm . 50-2.° 81. A.C.S., caj. 45, leg. 1, núm . 42, fol. 186v. 82. A.C.S, caj. 20, leg. 2, núm . 41

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz