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70 LA IGLESIA Y EL CLERO SALMANTINO EN LA B. E. MEDIA Las iglesias parroquiales, por su parte, disponían de algunos bie­ nes raíces (fincas, casas, etc.) cuya renta o frutos servían para susten­ tar al clérigo o clérigos encargados de la misma. La colación de un be­ neficio eclesiástico llevaba consigo el tener que ejercer un oficio sa­ grado y, consecuentemente, disfrutar de los bienes ligados a tal ofi­ cio. Es imposible, a base de los datos que conservamos, establecer 'a cuantía de los bienes asignados a cada iglesia parroquial en este pe­ ríodo que analizamos. Unicamente, respecto del cabildo, se puede de­ terminar un número considerable de pueblos, en los cuales el cabildo tenía intereses económicos. Pero siempre queda la insalvable dificul­ tad de evaluar económicamente esas posesiones eclesiásticas. De todas las contribuciones de los fieles para mantener la iglesia, las más importantes fueron los diezmos y primicias, que gravaban el pan, el vino y el ganado fundamentalmente, aunque, en alguna oca­ sión, se añadían otros productos, como el queso y la lana 49. Según el fuero de la clerecía de 1179 , los diezmos y las primi­ cias que pagaba «todo omne christiano», quedaban establecidos de la siguiente manera: P r im ic ia s : 1 ) Por tres panes se entregaban tresochavas. 2 ) Un cántaro de vino. D ie z m o s : 1 ) En las cosechas guardabanrelación con lo que se recogía 2 ) Los del ganado eran éstos: a) por un potro o potra se entregaba un sueldo b) por un becerro, seis dineros c) por un burro, tres dineros 5, año 1186; caj. 39, leg. 1, núm . 126-1.°, año 1275; caj. 16, leg. 3, núm . 3, año 1460. 49. A.C.S., caj. 16, leg. 1, núm . 28, fol. 11, año 1263. Los obispos y los clérigos quisieron extender a todas sus posesiones los privilegios que sólo competían a bienes de las iglesias. Así, si estos bienes estaban exentos de pagar diezmos y prim icias, los clérigos querían extender este privilegio a todo cuanto poseían. A lfonso X salió al paso de esta in te rp re ta c ió n en 1255, ordenando que los bienes que no fu e ra n de las iglesias debían p a ­ gar diezmos de pan, vino y ganados, aunque pertenecieran a obispos o clérigos (A.C.S., caj. 16, leg. 2, núm . 12).

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