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E. RIVERA DE VENTOSA 51 toma ia actitud valiente de afirmar que no hay otra salida, para eva­ dirnos de la aniquilación total, que despertar el sentido de la Trans- cendenaa y activar la sustancia religiosa — en vez de secularizarla— , pues la totalización procede ciertamente de esta secularización e in- manentización del absoluto en el mundo: en Hegel y en cuantos le han seguido por la derecha y por la izquierda. Sólo en la Transcenden­ cia salva el hombre su libertad y su existencia “ . El lector advierte que en este razonamiento, L.Gabriel recoge el mejor mensaje del existencialismo a partir de S. Kierkegaard, es de­ cir, su salida a la 1 ranscendencia, plenamente vivida por el hombre cuando éste con máxima responsabilidad ordena y transforma el mundo ante el Tú divino Pero no queda satisfecho L.Gabriel con la vinculación al Tú divino. Sabe descender al análisis de las otras vinculaciones de la existencia humana. Si la Transcendencia es !a clave de bóveda de este grandioso templo, las piedras vivas que 'o forman, es decir, los seres humanos, deben entablar comunión entre sí. L.Gabriel toma contacto en este momento con lo mejor del pen­ samiento dialógico que se inicia en gran parte a su alrededor por la obra silenciosa y efectiva de F. Ebner. Que el pensamiento de éste se halle presente a la mente de L.Gabriel cuando elabora su Integra' le Logik, basta a probarlo la cita que hace al principio y al fin de aquélla. En el prólogo lo cita al enunciar la tesis de que la exi­ gencia del diálogo trasciende la mera relación lógica, pues supone un relacionamiento intersubjetivo del yo y tú, vigente entre e! que habla y aquél a quien se habla “ . En la segunda cita hace sentir su empalme con F. Ebner, pero al mismo tiempo, su intento de superar­ le. «F, Ebner ha reconocido, escribe L.Gabriel, que la palabra actua­ liza como realidad espiritual la relación yo-tú; según mi concepción, la relación a la realidad integral del ser en el horizonte lógico del to­ do» r2. Sobrado conciso en esta ocasión, L.Gabriel completa su pensa­ miento en las conferencias de Génova al afirmar que «il dialogo in questione si deve svolgere in forma e configurazione lógica e non si deve affidare a un moto di sentimento irrazionale, che abbia il carat- 49. Hombre y mundo..., p. 91-93. 50. Ib., p. 91. 51. Lógica Integral..., p. 12. 52. Lógica Integral..., p. 530.

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