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ANTONIO ALONSO 371 el de discursos solemnes, Congresos y Pastorales de Episcopados so­ lidarizándose con ciertas “ideas”. Pero está visto que no es lo mis­ mo aceptar teóricamente como cierto y oportuno un enunciado o un crherio (—valoración teórica que no parece comprometer) que poner ;odo lo que está de su parte para llevarlo a cabo ( = valora­ ción práctica y auténticamente seria y responsable). Hay quienes no dan el segundo pa'o; quienes ni siquiera permiten que otros lo ha­ gan. Los textos conciliares y de Medellin han sido relativamente fáciles de elaborar y aprobar aún contando con sus incidencias. Pe­ ro, puesta la firma, muchos esperaban que se quedase todo en la ín­ tima satisfacción ortodoxa de “tener la verdad”, porque ya se ha enunciado en fórmulas. Y cuando surgen los “hacedores de la ver­ dad”, se molestan; puede ser porque esos hacedores de la verdad no la hagan “en la caridad” y puede ser que nunca los firmantes hayan sabido bien de qué se trataba, no tuvieran convicción suficiente o no vieran sus alcances. En todo caso, esto está sucediendo cada día en América Latina: Cada vez mayor número de sacerdotes y laicos desean que el dilema exista: O no publiquen documentos... o dé­ jennos cumplirlos. Mientras tanto, surgen tensiones y desesperan­ zas; dificultades de algunas revistas y algunos sacerdotes con la Jerarquía. Y... evasiones bien tristes y lamentables. A veces se les acabó la fe; muchas otras, sólo la paciencia. Y no logramos nada dedicándonos a buscar o perseguir al culpable. 4. En torno a la política cam b ian te: El terreno movedizo de la política, y de la política de un continente que está en una hora de búsqueda de su propia identidad y liberación, es lógicamente otra fuente de tensiones. El cambio político exige no apegarse a ideolo­ gías ni dogmatismos teóricos; no dejarse seducir por terminologías lingüísticas ni reacciones afectivas. El caso extremo de política cambiante, por ahora, es el de Cuba. Un extraño monje y poeta ni­ caragüense, Ernesto Cardenal, pretende descubrir como cristiano su revolución. Viaja, observa y cuenta. Hay quienes le creen y quie­ nes le consideran testigo falso, mientras él ha calificado la experien­ cia como la más importante después de su conversión **. Frente a los hechos desconcertantes de la actual situación po­ 54. Cardenal, Ernesto: En Cuba. Edit. Carlos Lohlé (Buenos Aires. 1971).

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