PS_NyG_1972v019n003p0303_0315

304 REFLEXIONES SOBRE EL SEMINARIO MENOR Cuando u n a persona crece, su vestido tiene que am o lda rse a o tras medidas. Eso es todo. I) La vocación, llamada de Dios E sta es u n a ve rdad teológica en la que todos co incid im os. No somos nosotros los que escogemos ser sacerdo tes o relig iosos. E s D ios m ismo quien va llam an d o según la s necesidades de la Ig le s ia y de los tiempos. L a fra se de C risto es c la ra : “ No me habé is elegido vos­ otros a m í, sino que yo os elegí a vosotros” ( J n 15,16). S i estamos convencidos de esta verdad , se im pone u n a co n fian ­ za en el Señor, que v e la rá porque no fa lte n m in istro s idóneos a su Ig le sia . L a Ig le s ia es in d e fe c tib le y “ la s p ue rta s del in fie rn o no p re ­ va le ce rán co n tra e lla ” (M t 16,18). P o r o tra parte , de este convencim ien to b ro ta u n a a c titu d de su ­ mo respeto a la persona h um a n a en cuan to se tra ta de b u sca r su vocación . S i D ios llam a a uno s a l sacerdocio y a otros a l m a trim o ­ nio, po r ejemplo, se ría u n a tem e ridad tr a t a r de in t e r fe r ir o d e svia r la vocación que cada uno tiene de D ios. Lo que se impone es descu­ b r ir la p ro p ia vocación . Este es u n m a tiz que se h a acen tuado m ás en nuestro tiempo. L a v id a socia l de antes, el am b ien te en que se v iv ía , no destacaba tan to como hoy este respeto a la persona. Los padres im p o n ían m u ch a s veces a sus h ijo s el esposo o la esposa. Ig u a lm e n te hubo no pocos casos en la h is to ria en que se “ p red e stin ab a ” a l h ijo p a ra ta l o cu a l monasterio. No pretendemos ju z g a r esas épocas. Hoy esos métodos los re ­ chazam os todos. No digo que fu e ra n m a trim on io s in vá lid o s. S im p le ­ mente, po r respeto los jóvenes h a c ía n suya la v o lu n ta d de sus p a ­ d res y se a ce rcaban vo lu n ta riam e n te a l m a trim on io . L a ju v e n tu d h a b ía aceptado unos métodos y u n a fo rm a de vida. Hoy esos méto­ dos fr a c a s a ría n completamente, porque la ju v e n tu d no los acepta, quiere co n se rv a r su in ic ia tiv a . E l respeto a la persona h um a n a es u n avance, u n progreso, y b ien entend ido, no se opone, sino que a l c o n tra rio presupone el re s ­ peto a D ios y a su obra. E l hombre lib re es obra de D ios. Véase lo que dice el decreto Gaudium e t Spes en el c ap itu lo p rim e ro de la p r i

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz