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2 7 2 LA FILOSOFIA CRISTIANA EN EL MAGISTERIO. E n cuanto a estos «principios y principales asertos», dice expre samente Pío X I I , no cabe libertad de opción en filosofía cristiana. N ada más y nada menos que esto. L a apertura pluralista de Pío X I I es ya inmensa. Las cosas «que n i directa ni indirectamente atañen a la fe o a las costumbres... la Iglesia (las) deja a la libre disputa de los doctos». Y a aquí no se habla de tomismo, ni de suarismo o escotis- mo, ni siquiera de cualquier otra filosofía. M ientras sostenga estos tres principios o afirmaciones, es ya filosofía cristiana aceptada por la Iglesia. Se excluyen los sistemas inmanentistas, idealistas, materia listas y existencialistas ( A A S , 1950 , p. 574 ) etc., que niegan estas cuestiones esenciales. Y m á s: incluso «en estas cuestiones esenciales es lícito revestir a la filosofía con un ropaje más rico y acomodado, guarnecerla con expresiones más eficaces, despojarla de algunos ele mentos escolásticos menos aptos, y enriquecerla con cautela con cier tos elementos del pensamiento humano sano y progresivo» (A A S . 1950 , p. 572 ). Tenemos que consignar, sin embargo, una especialísima reco mendación del sistema del Doctor A n g é lico : «La Iglesia exige que los futuros Sacerdotes sean instruidos en las disciplinas filosóficas «en el método, sistema y principios del Doctor «Angélico» (C IC , can. 1366 , p. 2 ), porque conoce bien por la experiencia de siglos que el mé todo y sistema del Aqu inate sobresale por su singular valo r para la educación de los jóvenes y para la investigación de las más profun das verdades; y porque su doctrina suena como al unísono con la «revelación» d ivina y es eficacísima para establecer con seguridad los fundamentos de la fe, y para recoger de modo ú til y seguro los fru tos de un sano progreso» (AAS , 1950, p. 573. V . A A S , 1946, p. 387)- L a recomendación del Doctor Angélico , además de ser ley ecle siástica canónica, supone una preferencia en el pensamiento de la Igle sia. E s notable, sobre todo, la afirmación de aue «su doctrina suena como al unísono con la «revelación d iv in a » . S in embarco es e v i dente que en la «Humani Generis» no se presenta como la única fi losofía católica. L a apertura, sin embargo, n i implica claudicación en cuanto a la filosofía cristiana aprobada v recomendada: «Nunca es líc it o ... con siderarla como un gran monumento ya anticuado. Pues la verdad y
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