PS_NyG_1972v019n003p0265_0301

RICARDO MARIMON 299 1. L a «veidadera transformación cultural» a que estamos asís- tiendo, según la constitución «Gaudium et Spes», es algo real, y anuncia la formación de una nueva época cultural y filosófica (ya que la filosofía es «el alma de la cu ltura», como se dice en la ú ltima car­ ta de la Sagrada Congregación de que hemos dado cuenta). Esta nueva época filosófica debe caracterizarse ciertamente por la aportación del nuevo espíritu científico y técnico de nuestro tiem­ po. Pero, sobre todo, se caracterizará por la integración de todos «los tesoros escondidos en las diversas culturas» (G S , 44 ), es decir, en las diversas filosofías de la humanidad. 2 . Pero ello sólo no bastaría. No puede tratarse solamente de una integración sincrética n i arb itraria. De ah í han provenido sin du­ da los males lamentados por Pablo V I a los cinco años del Vaticano I I , y las «conjeturas» y «opiniones» que, según el último documento, han perturbado la fe. Se hace necesaria aquella «sabiduría» de que habla la vGau- dvurn et Spes» (n. 15 ) y que supone también la integración debida de aquel «patrimonio siempre válido» (O T , 15 ) de que habló Pío X I I (« Humani Generis »), o el «núcleo fundamental» de verdades filosó­ ficas (carta de la Sgda. Congregación), en el que sea posible armoni­ zar todo el pluralismo de conquistas y desarrollo de pensamiento que aporten las diversas culturas. Además, insisten los documentos conciliares y pontificios en la atención que esta «sabiduría» o nueva filosofía debe prestar a todos los problemas científicos, técnicos y sociológicos de nuestro tiempo y de cada pueblo. 3 . E n « Gaudium et Spes » (n. 58 ) creemos ve r una insinuación de que la nueva filosofía hacia la que caminamos no será producto de la pura filosofía o «sabiduría» natural, sino que nacerá sobre todo con la ayuda de la «sabiduría» sobrenatural de! Evangelio ( V . G S , 5 7 ), tal como nació también la filosofía cristiana. E llo no nos exime de poner todo el esfuerzo natural posible. 4 . M ientras tanto, la Iglesia favorece la más amplia libertad de investigación, para formular aauel núcleo fundamental de verda­ des de la filosofía tradicional, en conformidad con las más diversas C o n c l u s i ó n

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz