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RICARDO MARIMON 2 9 3 H a de tenerse también en cuenta el discurso al Congreso Tom is- ta Internacional de 1970 sobre el tema del hombre, en el aue Pablo V I advirtió muy seriamente a los teólogos y filósofos a no abstraerse de «las cuestiones vitales planteadas por la vida de lo.s hombres de hoy » ; a «interesarse por todas las manifestaciones de la vida de nues tro tiem po»; a «saber escuchar, para poder responder» al hombre de nuestro tiempo. «Muchas veces, afirma Pablo V I , es por falta de con sistencia antropológica, por lo que enseñanzas, por otra parte respeta bles, resultan estériles; aparecen demasiado extrañas a los problemas de un hombre que recorre la inmensidad de los espacios, sondea los misterios del átomo, y desciende a las profundidades del subconscien - te» (A A S , 1970 , p. 604 - 605 ). T u v o importancia el discurso de Pablo V I al Congreso Interna cional de Universidades Católicas, en el que afirmó que «el Concilio, al subrayar la voluntad de diálogo de la Iglesia con el mundo de hoy, no dejaba de reconocer con satisfacción la ayuda que la Iglesia recibe de aquél, y la aportación que ella le da, de ayudarle a resolver las an tinom ias con que el progreso cu ltural de hoy se enfrenta de modo dramático ( A A S , 1969 , p. 324 ). Pablo V I reconoce «el papel único» que la Un iversidad Católica está llamada a desempeñar para «un d iá logo continuo, fuente de mutuo enriquecimiento» (A A S , 1969 , p. 324 ). 4 . Tam b ién hay que anotar la exhortación apostólica «Quin qué iam » de Pablo V I a todo el episcopado, a los cinco años de term i nar el Concilio Vaticano I I . Pablo V I hace un balance y exam ina si realmente se ha cumplido el propósito de «dar íntegra y pura la ve r dad de Dios a los hombres de nuestro tiempo, de modo que la enten dieran y asintieran a ella» (A A S , 1971 , p. 98 . V . A A S , 1962 , p. 822 ). El tono del documento no es muy optimista, v corrige diversos errores, como el de «discutir la autoridad d iv in a de la Sagrada E s c ri tura por un nim io afán de desmitificación» (A A S . 1971 , p. 99 ). E l Papa reconoce los esfuerzos hechos por la teología en su estu dio de la Iglesia, y en la elaboración de una «antropología cristia n a » ... S in embargo, lam en ta : «S i se consideran los males que han producido en el pueblo cristiano las conjeturas realmente peligrosas que se han propagado, y las opiniones que perturban la fe, nos senti mos obligados a advertir con el Concilio que la verdadera teología
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