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RICARDO MARIMON 291 an te rio r: cLa filosofía de Santo Tom ás tiene una aptitud perma nente para guiar al espíritu humano al conocimiento de la verdad, la verdad del ser mismo que es primer objeto, el conocimiento de los primeros principios, y el descubrimiento de su causa trascendente, que es Dios. Sobrepasa, pues, la situación histórica particular del pen sador que la concibió e ilustró, como metafísica natural de la inteli gencia humana...)) y cita Pablo V I su documento anterior (A A S , 1964 , p. 303 ). «Este valor permanente de la metafísica tomista e x plica la actitud del magisterio eclesiástico para con e lla ...» (A A S . 19 Ó 5 , p. 790 ). Por ello, siguiendo a Pío X I I y los demás predecesores, Pablo V I «continúa recordando la obra de Santo Tom ás de Aqu i- no, como norma segura para los estudios sagrados» (A A S , 1965 , p. 791)- E s importante la aclaración de Pablo V I en este mismo discur so, con la que consagra el pluralismo de Pío X I I : « (A l recomendar a Santo T o m á s )... de ningún modo quere mos am inorar, — apenas es necesario subrayarlo— , el valo r que la Iglesia nunca ha cesado de reconocer a la preciosa herencia de los grandes pensadores cristianos de Oriente y Occidente, entre los cua les el nombre de San Agustín b rilla con esplendor particular. E l es tudio natural del ser y de la verdad, lo mismo que el servicio fiel a la palabra de D ios, no son un patrimonio exclusivo del Doctor A n gélico. A l declararlo Doctor Común, y al hacerse de su doctrina el fundamento de los estudios eclesiásticos, el Magisterio de la Iglesia no ha pretendido constitu irlo Maestro exclusivo, n i imponer cada una de sus tesis, n i exclu ir la legítima diversidad de las escuelas y de los sistemas, y aun menos proscribir la justa libertad de investiga ción. L a preferencia concedida al Aqu ina te, — preferencia y no exclusividad — ( V . Pío X I I , discurso a la Universidad Gregoriana, A A S , 1953 , p. 686 ), se debe a su realización ejemplar de la sabiduría filosófica y teológica, no menos que al armonioso acuerdo que él supo establecer entre la razón y la fe» (A A S , 1965 , p. 791 ). T e rm in a el discurso de Pablo V I recordando mantener con el pensamiento de «Santo T o m á s ... un contacto vivificante y fecun do)) en la investigación teológica (A A S , 1965 , p. 792 ). E l sentido de las recomendaciones pontificias sobre el magisterio del Aqu inate lo ha perfilado muy claramente el sucesor de Pío X I I . . . : «Preferencia,
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