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RICARDO MARIMON 289 58 ) ; c) «atender a las relaciones de la filosofía con los problemas de la vida» (O T , 15 ) ; d) atender a las dudas que acucian a los alum­ no s» ; (O T , 15 ) «ayudarles a ver los nexos que hay entre los argu­ mentos filosóficos y los misterios de la salvación» (O T , 15 ) ; estos tres últimos puntos son consecuencias de lo expuesto en G S , 62 . E n la función instrumental de la filosofía en el ámbito de la fe y de la teología propugna el « Optatam totius » el que «aprendan los alumnos a ilustrar los misterios de la salvación, cuanto más puedan, y comprenderlos más profundamente y observar sus mutuas rela­ ciones por medio de la especulación, siguiendo las enseñanzas de Santo Tomás» (O T , 16 ). — Notamos aquí que las referencias apor­ tadas por el texto conciliar, como son el discurso de Pío X I I a los alumnos de los Seminarios (A A S , 1939 , p. 247 ) y de Pablo V I en la Un iversidad Gregoriana (A A S , 1964 , p. 365 ), ilustran el concep­ to del texto « Sancto Thoma magistro », que supone un sincero es­ tudio de su doctrina y aceptación de la misma en cuanto sea posible, según el método del mismo maestro, lo cual no quita la debida li­ bertad de que habló Pío X I I repetidamente. E l M a g is t e r io d e P a b l o V I 1 . Permítasenos aludir al menos a la encíclica «Ad Petri Ca - thedram » de Juan X X I I I ( A A S , 1959 , p. ss.) y a su discurso inau­ gural del Concilio Vaticano II (A A S , 1962 , p. 791 s.), en que el iniciador del Concilio trazó las líneas maestras de su renovación doc­ trina l, distinguiendo entre el «depositum fidei» y su investigación y expresión, que hoy hay que poner al día con losmétodos dein ­ vestigación, y la expresión literaria a que estamosacostumbrados. Tam b ién aludimos a su discurso a la Pontificia Academ ia de Santo Tom ás, en el que a firm ó : ((Deseamos grandemente que el tesoro de enseñanzas de Santo Tom ás sea explotado cada día más amplia­ mente para la mayor utilidad del cristian ism o : y que sus escritos se divulguen más y más, y de un modo plenamente de acuerdo al in ­ genio y carácter de nuestro tiempo en cuanto a método pedagógico y estilo literario» (A A S , 1960 , p. 823 ). Claramente se descubre en Juan X X I I I una doble enseñanza: la posibilidad y necesidad de una nueva cultura eclesiástica que está por hacer, y la validez del

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