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280 LA FILOSOFIA CRISTIANA EN EL MAGISTERIO. munitaria, crean nuevas formas de cultura (cultura de masas), de las que nacen nuevos modos de pensar, de actuar v de descansar; al m is­ mo tiempo, el creciente intercambio entre las diversas naciones v gru­ pos humanos descubre cada vez más a todos v a cada uno los tesoros de las diferentes civilizaciones, y así, poco a poco, se va haciendo una forma de cultura más universal, que tanto más promueve y manifies­ ta la unidad del género humano cuanto mejor sabe respetar las parti­ cularidades de las diversas culturas» (G S , 54 ). E n esta situación, «muchos de nuestros contemooráneos d ifíc il­ mente llegan a conocer los valores permanentes y a compaginarlos con exactitud, al mismo tiempo, con los nuevos descubrimientos» (G S , 4 ) . . . «Somos testigos de que nace un nuevo humanismo, en el que el hombre queda definido principalmente por su responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia» (G S , 55 ). « E n esa situación no hay que extrañarse de que el hombre que sienta su responsabilidad en orden al progreso de la cultura, alimente una más profunda esperan­ za, pero al mismo tiempo note con ansiedad las múltiples antinomias existentes, que él mismo debe re so lve r...» (G S , 56 ). Las antinomias con que tropieza el hombre de la revolución cul­ tural las concreta el Concilio en las siguientes: 1.a) L a intensificación de relaciones culurales entre los diversos pueblos parece perturbar la vida de éstos, «echando por tierra la sabi­ duría de los antepasados y poniendo en peligro el genio propio» de aquéllos (G S , 56 ). 2 .a) L a expansión de la nueva cultura pone en peligro «la fideli­ dad a la herencia de las tradiciones», especialmente en los pueblos de tradición cultural clásica, en los que ha progresado grandemente la ciencia y la técnica (Ib id .). 3 .a) L a especialización y ramificación de las diversas ciencias pa­ recen llevar a la disgregación, elim inando la síntesis y armonización propias de la verdadera sabiduría (Ib id .). 4 .a) L a elevación científica de las ciencias actuales pone en peli­ gro la difusión de los bienes culturales entre los hombre de todo el mundo. 5 .a) L a autonomía legítima de la cultura humana parece hacerla abocar en un humanismo mundano y terreno y hasta enemigo de la religión (Ib id .).

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