PS_NyG_1972v019n003p0217_0264
264 LA IGLESIA ES UNA COMUNION. Y es aquí, precisamente, donde nos hemos encontrado grata mente sorprendidos. E n razón de la sacramentalidad que la define, la pertenencia a la Iglesia vincu la a los católicos con la totalidad de los hombres. No los encierra en un ghetto sociológico que los reple garía sobre sí mismos, sino que, en razón de su comunión en el E sp í ritu , los abre al misterio del C risto , del que sen testigos, y a la hu manidad entera que Cristo vino a salvar. L a pertenencia a la Iglesia no los separa sino para unirlos más todavía con los otros, porque la acción de Cristo desborda con mucho a esa comunión de fieles más o menos visib le. L a Iglesia descubre, pues, maravillada, que la eficacia del misterio de C risto , presente en ella, llega infinitamente más allá de donde ella puede llegar, rebasa sus propios lím ites. Y , sin embargo, afirmar la acción universal de Cristo sobre todos los hombres, no m i n im iza su misión en absoluto, al con tra rio : es la mejor expresión de su real catolicidad. Quienes fuera de la Iglesia, aun sin saberlo, se hallan en el radio de acción de la gracia d ivina , son ya cristianos, aunque permanezcan en una cierta indigencia espiritual que reclama con impaciencia la palabra de D ios que les haga plenamente lib re s; necesitan urgentemente de la Iglesia para que se les revele y se cum pla explícitamente lo que son ya en el fondo de su corazón, de modo que su rostro quede al descubierto en la gloria de D ios. Los hombres tienen, pues, necesidad de la Iglesia y la Iglesia tiene necesidad de los hombres para expresar el misterio que, a la vez, habita en ella y la desborda: D ic s, volcado con su amor sobre la humanidad, actúa sobre ella a través del E sp íritu de su H ijo y , en su Iglesia, nos muestra el esbozo necesariamente deficiente, pero real, del Reino que existe va en su pensamiento y que tendrá consumación al fin de los siglos. L u is B u s q u e t s y G r a b u l o s a Roma
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz