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262 LA IG LESIA ES UNA COMUNION. eclesial, habrá de procurar una acción en un doble cam ino : el prime- ro, interno, reformando todo lo necesario y puliendo todo lo que vu e l­ ve opaca la obra de C risto , a fin de que resplandezca como sacramento que es del mundo y , por tanto, como signo de la gracia d ivina otor­ gada a todos; el segundo, externo, llamando a la participación de la vida d iv ina a todos y cada uno de los hombres, con los brazos abier­ tos como los de Cristo. Hemos hablado ya de esa actividad v ita l que la comunidad ecle­ sial ha de irrad iar fuera de su ámbito. D igamos, en una palabra, pa­ ra fina liza r, que ha de ser esa comunión de pastores la que espolee a toda la comunidad a esa tarea, empezando ella misma a transparen­ tar su función diaconal, sucesora de aquella de C risto , rehuyendo to­ da voluntad de poder e integrando en sí una mayor corresponsabili­ dad en el gobierno de la Iglesia. H ab rá de ve la r, luego, para que la comunidad eclesial no se transforme en un ghetto apartado de los problemas de los hombres. H ab rá de fomentar, globalmente, por una parte, y cada pastor en su respectiva Iglesia, por otra, el diálogo de la Iglesia con los hombres, de acuerdo con los signos de los tiempos. H ab rá de procurar adaptar a toda la comunidad a las nuevas condi­ ciones de c iv iliz a c ió n 120 y de c u ltu ram, aceptando las aportaciones que lleguen desde fuera de la misma Iglesia y colaborando con su propio esfuerzo al futuro de la comunidad terrena. E n resumen, la Comunión jerárquica habrá de ser consciente de aquel ser de la Ig le­ sia que es ser para, ser en servicio de todos los hombres. Y en virtud de sus poderes, actuar secundando en este mundo la misión d ivina de C ris to : la de llevar al Padre todos los hombres a fin de que D ios sea todo en todos. Porque el Pueblo de D ios uno y único ha de abarcar un día el mundo entero m. Conclusión Nuestro trabajo toca a su fin . Hemos ya apuntado en nuestra introducción los motivos que nos habían empujado al desarrollo del 120. C f. D a n ie lo u J., Le d ialogue l e l’Eglise, et du m ond e d’ après “ Gaudium et Spes” , e n A cta ..., o.e. pp . 662-671. 121. C f. N ic o la s D e r is i O., "El fu n d am en to teo ló g ico del diálogo de la Iglesia con la cultura del m undo actual", ib., p p . 672-687. 122. C f. LG , II, 13.

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