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LUIS BUSQUETS I GRABULOSA 2 61 communio hominum. Sucede, pues, una proporción: cuanta más co­ hesión interna, mayor es el testimonio exterior. Y viceve rsa : cuan­ ta más expasión externa, más necesidad de cohesión. L a imagen f í­ sica de lo que decimos vendría dada por el fenómeno de Huyghens o , más simplemente, por la propagación de ondas al caer una piedra en el agua : sin la primera no se dan las demás; ella es la fuente y el origen de las siguientes. Aho ra , pues, es preciso constatar cómo la comunión jerárquica está al cuidado de esa tensión de fuerzas que se realiza en el seno de la comunidad eclesial, en tal manera, que por ella se garantiza la ge- nuina actividad misional de la Iglesia que caracteriza su catolicidad. E n efecto, la comunión jerárquica, en su m inisterio pastoral sobre to­ do el Pueblo de D ios, ha de velar para que la comunidad humana por entero camine hasta llegar a hacerse, también ella, explícitamente, Pueblo elegido; ha de velar para que ese Pueblo y los hombres que todavía no pertenecen a él, empiecen desde ahora, como por osmo­ sis, a estrechar los lazos que les acercan al m inisterio del transcenden­ t e ; ha de velar para que aquel diálogo mutuo entre la Iglesia y el mundo, en el que ambos tenían que aprender y enseñar, sea en ve r­ dad un itivo 1I8. Y es aquí en donde aparece la originalidad de la función de los je­ rarcas en comunión: su oficio va dirigido a los propios fieles, pero no se para en ellos, porque por ellos, y a través de ellos,llega a todos los hom­ bres. L a Iglesia aparece entonces como el signo que es de unidad un i­ versal. N inguna Iglesia particular se sentirá perfecta mientras no es­ té en comunión con las otras Iglesias particulares a base de las cuales se forma la Iglesia universal que, a su vez, está presente en cada una de ellas "9. Pero la Iglesia universal no logrará perpetuar hasta la ve ­ nida de Cristo su m isión, mientras establezca un muro de separación con el mundo, mientras haga posible un abismo entre ella y la co­ munidad humana todavía no eclesial, mientras la Iglesia hable un lenguaje distinto del de los hombres. De ahí que la comunión jerárquica, signo que es ya de unidad 118. C f. su p ra en II, 3 , c, la s o b ra s re s e ñ a d a s d e Chenu, C on ga r, R a h n e r... C f. ta m b ié n S igm ond R „ D e com m u n ica tion e sociali fid ei, en A cta ..., o.e., p p . 699-702. 119. C f. A n to n A., La colegialidad y la unidad de tod a la hum an i­ dad, en Primado y ..., o.e., p p . 227 ss.

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