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240 LA IGLESIA ES UNA COMUNION. nisterios» y los que poseen la sacra potestad» están al servicio de sus hermanos a fin de que todo s... alcancen la salvación» ( L G I I I , 18 ). Se habla, pues, de una jerarquía de ministerios en la Iglesia y , ñor los problemas que entraña aquel de la autoridad, vamos a dedicarle aho- ra nuestra atención. E l segundo proyecto conciliar de la constitución sobre la Iglesia supuso buenos descubrimientos con respecto al anterior 63. M ientras el Esquema I de 1962 apenas insinuaba el origen del episcopado y se contentaba en presentarlo como el grado supremo del sacramento del orden, el Esquema I I , partiendo de su origen histórico, es decir, de la voluntad misma de Cristo de in stitu ir los Doce ( L G 19 ), funda la teología del episcopado en la sucesión apostólica ( L G 20 ) y , por en- de, en base a la consagración sacramental ( L G 21 ). Consagración que transmite a otros el ministerio instituido por Jesucristo, sin que éste pueda perecer, a pesar de la muerte de los ministros ind ividuales,, ya que una nueva consagración lo hace re v iv ir en otros. De ese modo el triple oficio o ’munus’ episcopal de enseñar, santificar y gobernar, queda considerado en su íntim a unidad y como participación del sa­ cerdocio de Cristo Estas nuevas perspectivas influyeron en la estructura misma del Esquema I, de tal modo que, en adelante, se había de prestar ma­ yor atención a la actividad del colegio de los obispos que a sus fu n ­ ciones consideradas en particular. De ahí surgiría la rica doctrina so­ bre el episcopado con la que el Vaticano I I — se ha dicho— comple­ menta la Pastor Aeternus del Vaticano I. T a le s logros, fundados en eltestimonio de la tradición patrística, de la litu rg ia , y del magiste­ rio 6\ supusieron un giro copernicano tal que no pudo sino aceptarse con gozo Pero, al mismo tiempo, numerosos problemas, hasta en­ tonces en el velo de lo tácito, auedaban de manifiesto. Acentuar la sacramentalidad del episcopado suponía afirmar que, con la consagra­ ción episcopal y , por ius divinum-, el obispo recibe en sí la potestad inherente al triple oficio de Cristo de santificar, enseñar y regir. En - 63. C f. sup ra , a d II, n o ta s 4 y 5. 64 C f. “ La sa cram en ta n te de l’ép isco p a t” , e n Philips G ., L’Eglise e t..., o.c. t. I., p p . 246-276. 65. L .G . III, 21. 66 . “ U n re to u r s e n s a tio n n e l á la T r a d itio n de l’E g lise in d iv is e ” e s cri­ b ió C o n g a r Y .M ., La M ission dans la th éo lo g ie de l’Eglise, e n “ M is s io n - n a íre s de d em a in ” 15 (1966) 20.

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