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168 GUILLERMO DE OCKHAM EN EDICION CRITICA lopordondesequiera, comoes imposibledecirqueel hombreesas­ no. Y con ello tenemos suficientemente indicado el sentido ockha- mista—nonominalista—del problemadelosuniversales ensuver­ tiente metafísica. b) Lo universal como concepto. Pasamos a otro aspecto comple­ mentario, el de louniversal como realidadconocida, como concepto. Paraalgunos el universal esuna intelecciónconfusade la cosa, demodoque noquedamejor entendidounsingular que los restan­ tes, porseralgoindiferenteycomúnatodos los individuosdelaes­ pecie (11,267-268). Opinión inaceptable, porque en este concepto confuso entraría cualquier realidady por lomismo no nos sería de ningúnprovecho. El conceptonoes la intelección, claroestá, sinoel término de la intelección. Unasegunda opiniónes la deStoTomás, parael cual el uni­ versal es una especie que dice idéntica relacción a todos los singu­ laresypor lomismorecibe el nombre deuniversal. O. rechaza tam­ biénesta opinión, ya que tal especie resulta innecesaria, además de que tal universal noseríauna abstracción, sinounaproducción (II, 269). La tercera postura es la de Escoto. El universal sería una ver­ dadera realidad, consecuente al acto de entender, la cual seríauna semejanza de la cosay seríauniversal por decir lamisma relacción de semejanza a todos los singulares. Pero tampoco hay motivo su­ ficiente para inventar semejante realidad. En definitiva, las tres opiniones enumeradas tienenalgodecomúnentresí: queel univer­ sal es una cosa singular, numéricamente una, perouniversal por la relación que dice alos singulares, relacióndeunivocidadyde in­ diferencia. Seríanalgoasi comounaestatuarespectodeseresquese le asemejan. Contodo, enestepuntonosesiente completamente seguroyse limita a decir vagamente que no contienen una falsedad evidente, como ocurre en otras cuestiones. Rechaza, desdeluego, laopinióndeRoscelín, parael cual el uni­ versal es algo puramente arbitrario, con lo que toda predicación se reduce aunactoamercedde la voluntad. Ockhaminicia la importancia que la edadmoderna concedió a laimaginaciónenfilosofía, yasí prefierevalersedeunacomparación para dar a entender cuál es supostura en este delicado problema. Dice que podemos figurarnos un arquitecto que ve un edificio y fa-