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164 GUILLERMO DE OCKHAM EN EDICION CRITICA ca de la divinidad. DeDios podemos predicar que es sabio, que po see entendimiento y voluntad; y esos conceptos son distintos, para lo cual es suficiente que Dios se distinga de esas propiedades del hombre (1,127). Sin embargo, este hecho de que podemos conocer algo de Dios —algo necesario—, no autoriza a decir que lo que los teólogos sue len llamar teología sea ciencia propiamente dicha. Esta había sido la opinión del Angélico, deRicardo deMediavilla y de otros docto res. Para éstos una vez conocidos por la fe los primeros principios de la teología, mediante ellos se adquiere la ciencia de las conclu siones, de tal forma que esas conclusiones fueran ciencia en senti do estricto (1,184). Ockham opone que, aun cuando “de potentia Dei absoluta” pudiera darse ciencia propiamente dicha de las ver dades teológicas, y quizá esto se dé en algunos respecto de ciertas verdades, sin embargo no sucede según el modo ordinario (1,187). Ockhamseacuestamás bienala opinióndeGuillermo deWare, el cual diceque aunque las cosas de fe puedanser conocidas conevi dencia, “non tamenanobis prosatu isto de communi lege”. Y por lo mismo, la teología, según como la adquirimos en forma ordina ria, no es ciencia propiamente dicha respecto de tales cosas de fe, aunque respecto de otras puede ser ciencia (1,193). Recordemos que incluye en la teología las verdades aptas para ser alcanzadas por laluznatural yenéstas cabe ciencia teológica; enlas estrictamen te de fe, no habría ordinariamente tal posibilidad, aunque sí “de potentiaDei absoluta”. ¿Cómo conocemos a Dios? Nuestro conocer puede terminar en la cosa ensí, como cuando conocemos esta blancura; de este modo noconocemos aquí aDios; peropuede terminar enunconceptoque sea predicable deDios. Tales las proposiciones: Dios es el ente pri mero, sumo, infinito, etc. Lo que entendemos en tales afirmaciones sonlos conceptos, no larealidaddeDios ensí mismo, si bien, como acabamos de señalar, tales conceptos se predican con verdad de Dios (1,266-267). Dentro de estos presupuestos Dios no es sujeto de nuestra teología, porqueDios no es aquello enque termina el acto de entender inmediatamente, sino únicamente mediante el concep to. “Igitur ille conceptus, non Deus erit subiectumtheologiae” (I, 269). Aunque enunsentido algo diferente, si tomamos el sujeto co moaquello “proquosupponitur”, Dios es sujeto de la teología. De todos modos, no se puede hablar de un sujeto único de la teología, sino que existen diversos sujetos, como existen diversas
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