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G. DE SOTIELLO 163 O. el quesedecidióacortar el nudogordiano, eliminando toda cla­ se de universalidad fuera del alma e incluso toda universalidad de ordensubjetivo. Conelloseabreel horizonteparalaedadmoderna, junto conladoctrinade laprimariedadgnoseológicade losingular. El hombre. Aquí nose tratani deunensayodebiografía. Nos limi­ tamos arecoger los datos conocidos quenos orientenacercadel año de la composiciónde esta obra de sus comentarios. Guillermo pare­ ce ser oriundo de la villa de Ockham, en el condado de Surrey, a unas 25 millas de Londres. Probablemente perteneció a la Custodia Londinense, de la provincia Inglesa y es presumible que hiciera sus estudios en el convento deLondres. Se ordenó de subdiácono el 27 de febrero de 1306. Aparece sunombre entre los franciscanos el 19 de junio de 1318, enque sepidenpara él licencias de confesar. Su nacimiento debió tener lugar hacia 1288. Parece verosímil que ex­ plicase el librodelas Sentencias enOxford, quepertenece a la dió­ cesis deLincoln hacia 1318. Doctrinas teológicas. Nose trata aquí ni de recoger una síntesis de su pensamiento teológico ni de hacer una sistematización del mis­ mo. Más bien se pretende una simple selección de lo que juzgamos sus posturas más representativas en teología y, sobre todo, en filo­ sofía. Extiendeel conceptodeverdadteológicaatodas aquellasqueson necesarias al hombre para conseguir la felicidad eterna, ya se tra­ te deverdades alcanzables por la luz natural, como la existenciade Dios, su sabiduría, su bondad, ya de verdades únicamente asequi­ bles por la revelación, tal la encarnación, la trinidad (1,7). Por lo que se refiere al conocimiento que enesta vida podemos tener deDios, O. dice quepodemos obtenerunconocimiento distin­ to de la divinidad “subpropria ratione deitatis”. Este conocimiento no es beatificante ni intuitivo, sino meramente abstractivo (1.72). ¿Podemos denominar a este conocimiento una ciencia propiamente dicha? Para que un conocimiento sea con propiedad científico de­ be tratarse enél deunaproposiciónnecesaria, dubitable apta para tornarse evidente por medio de proposiciones necesarias evidentes, mediante el discurso silogístico (1,76). Omás brevemente: “Ciencia es un conocimiento evidente de una verdad necesaria, apta para ser causada por las premisas aplicadas a esa verdad mediante el discurso silogístico” (1,87-88). Pues bien, en conformidad con esa definición de ciencia, decimos que algo puede demostrarse de Dios, lo que implica que hay algo que conocemos previamente al cono­ cimiento deDios y que tomamos comomedio para demostrar acer

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