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G. DE SOTIELLO 171 que le atribuye Escoto. Lo es por ser predicable “ in quid” de todo lo inteligible que mueve al en tendim iento; pero él en cuanto tal no puede mover al entendim iento. He aquí resumidas algunas de las doctrinas teológicas y filosófi­ cas que expone y defiende Guillermo de Ockham en esta parte pu ­ blicada de su com entario al libro de las Sentencias. Creemos que es suficiente para podernos form ar una idea del nuevo estilo, el nuevo carril que in ició la filosofía escolástica en las primeras décadas del siglo XIV. * * * La presente edición. El Instituto Franciscano, anejo a la Uni­ versidad de S. Buenaventura (The Franciscan Institute, St Bona- venture, N.Y.) ha trabajado desde su fundación por dar a conocer la herencia filosófica y teológica de la Orden franciscana en la edad media. En los primeros 25 años salieron a la luz 50 volúmenes, de los cuales 15 pertenecen a la serie filosófica; 5 a la teológica ; 3 a la h is­ toria; 2 a las m isiones; en 10 de ellos se recoge la vida y la piedad franciscana ; y en 2 se tía una versión inglesa de dos opúsculos de S. Buenaventura. Con los dos volúmenes que hoy presentamos da com ienzo la pu­ blicación de la obra principal de Guillermo de Ockham , su com en ­ tario al libro de las Sentencias. Las antiguas ediciones, además de resultar difícilm ente asequibles en la actualidad, son muy deficien­ tes, sobre todo por no tener en cuenta las correcciones que el autor introdu jo en la obra primitiva. Lo que llevó a pensar que Ockham se contradecía a sí m ismo en diversos pasajes. Intentada la edición de esta obra antes de la primera Guerra europea, ha ten ido que su­ perar graves dificultades la principal de las cuales quizá haya sido la muerte prematura del in fa tigab le P. Filoteo Boehmer, ofm . (1955) El com entario de Ockham al primer libro de las Sentencias nos ha llegado en 19 códices y dos ediciones. La escasez de códices se ex­ plica si se tiene en cuenta la vida accidentada del autor, considerado com o sospechoso de herejía y excomulgado cuando se unió a Luis de Baviera en 1328. La Universidad de París más de una vez proh ibió sus escritos. Estos hechos explican que no fuera por entonces muy rentable dedicarse a copiar los escritos del franciscano inglés. Los editores creen que Ockham escribió una redacción , en la que dejó lagunas que luego pensaba rellenar. Algunos amanuenses respetaron esos lugares vacíos; otros los notaron al margen. Más tarde, el autor no sólo llenó las lagunas, sino que corrigió e insertó numerosas ediciones, generalmente breves. Por eso al texto prim iti

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