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158 SAN FRANCISCO, LA IGLESIA Y EL S. XXI lizando las ideas secularizadas del Poverello, sin disimulos de que­ rerenglobaratodoel planeta. Noes laejecucióndelosideales fran­ ciscanos lo que pone en peligro al mundo libre, sino su desprecio, queen50años hacostadolalibertadamil millones deseres huma­ nos. Loutópico, más bien, está enpensar que la Iglesia y la socie­ dad, en sus estructuras actuales tengan largo porvenir. Solamente una Iglesia ’poverella’, bajo unpapa ’poverello’, alcanzará en liber­ tad y sobrevivirá al próximomilenario del crucificado, justificando, además, laluchapor ladignidadhumana. Nosotros, los modernos, connuestros adelantos y tecnología, no podemos ni imaginar la fuerza de aquel hombre, que vivió nuestra condiciónensumás durarealidad: ni idealistamoralizador, ni teó­ logo, ni filósofo, ni intelectual; ni sacerdote, ni santoconaureola. Y, contodo, uncarácter queposeíaensuingenuasimplicidadel cono­ cimiento de las fuentes misteriosas, a las que consiguieronacercar­ sesóloatientas los pensadores degenio, los sabios iluminados ylos mismosdoctoresdelaIglesia. EnFrancisconohayni asomodebea­ tería, puerilidad, contestación o fanatismo; ni de sentimentalismo de cruzado o de aires inquisitoriales. Su firmeza viril, casi inhuma­ na aveces, y sulógica parecenatenuarse enel aura de amabilidad y recato que loenvuelve, yque ha ocasionado no pocas caricaturas grotescas, como las del Francisco-poeta, el amigo de los niños y de losanimales, oel buensalvaje delasantidad... Aquellaenterezain­ sobornable se sublevaba cuando veía en peligro el honor de Dama Pobreza, laminoridadde sufundación, olavidaevangélica, permi­ tiéndole hablar aobispos, cardenales eincluso al papacomo agen­ tiles. Su predicación no adolece ni de individualismo ni de socialis­ moreligiosos (el evangelioesambosalapar); sunervioeraunafor­ ma de vida para la humanidad entera en la libertad. Sólo aquellos hombresatareados enserpersonapuedencomprender aunDiosque loes. Lapersonahumanaes libreanteEl encuantoparte responsa­ ble de un todo. El cristianismo significa la responsabilidad indivi­ dual de todos enconjunto, mientras que la responsabilidad colecti­ va del individuoquiere decir que éste se siente guardiánde supró­ jimo. Es la fraternidad como salvaguarda de la libertad en la ver­ dad, destinadaa la resurrecciónenel último día. Francisconoeraunabogadodel superhombre, ni del ídolodelo colectivo; tampoco lo era del llamado cristianismo dehechos, de la religión de la interioridad, o de un movimiento espiritual y social.

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