PS_NyG_1972v019n001p0083_0121

116 DIALECTICA Y DIALOGO ta diferencia cualitativa. Y es el pecado quienpone encontraste la mezquindadde la pobreza humana frente a la riqueza inexpresable einatingible dela Infinita diferencia cualitativa. LaconcienciadepecadoesparaKierkegaardel aislante queco­ loca a la existenciahumana ante el Absoluto eterno. Es entonces cuando toda concepción inmanentista seviene abajo. Es incapaz de explicar la pavorosa tensióndel hombre finito ante Dios infinito. El ser una dialéctica impersonal es la última nota conque he­ mos caracterizadola dialécticadeHegel. Enestemomento denues­ troanálisis yanohayporqué insistirmás enello. Perosí queremos detenernos enhacer ver que el pensamiento de Kierkegaardva di­ rigido contra esamentalidaddespersonalizadora que rezuma la dia­ lécticadeHegel. El existencialista ruso, L. Chestov, en su estudio sobre Kierke­ gaardponecomolemadeunodesus capítulos estas palabras del fi­ lósofo: “ParaDios todoes posible. Estaideaconstituyemi divisaen el más profundo sentido de estapalabra. Ha adquiridoparamí una importancia que jamás habría podido imaginar”*. De esta concep­ ciónacercadelaomnipotenciadivinabrotóenlaconcienciadeKier­ kegaardla idea deDios como exigencia suma, autoridad total, lo Absolutoindiscutibleyel Absurdoquehayqueadorar. Enunestadio ulterior llegóasentirunaangustiainsuperable. Ysuconcienciavino aseruna conciencia desgarrada. El temadela conciencia desgarrada esuntemaineludible como punto departidade la filosofíadeHegel. El caminoquedescribe la Fenomenología del Espíritu es la paideia hegelianapara superar ese estadiode laconcienciadesgarradayalcanzar laplenituddel saber absoluto. Es decir, la conciencia desgarradaes unestado transitorio quedebesersuperadoyeliminadoenladialécticainmanentedel as­ censohacia el saber absoluto. La conciencia desgarrada en la concepción de Kierkegaard no esunestado de tránsito; es existencialmente insuperable. Al mismo tiempoesuna situaciónsumamentepersonal. Es insuperableporque el pecado, que motiva la tensión dialéctica, siempre anida en nos­ otros. Siempre somos pecadores ante Dios. Y es personal porque no es unmomento enel proceso dialéctico impersonal, sino un estado 62. Kierkegaard y la filosofía de la existencia..., p. 289.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz