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114 DIALECTICA Y DIALOGO tendal enpuralógica. Porello, el sistema, másqueunafilosofíapro­ funda que desvela los arcanos de la realidad, es una invenciónple­ beyaparasatisfacciónde todos. Lollegaacomparar al ómnibus que sirveatodos losviajerosyenel que todospuedenllegarabuentér­ mino. ParaKierkegaardes la persona quien va trenzando la única existencia humana valiosa, no según un plan prefijado, sino como reacciónplenamente libre alas llamadas yexigencias deotrareali­ dadque le es contraria. La lucha de contrarios no es algo impuesto por ladinámicadelas fuerzas contendientes, sinoalgoquebrotade modo inesperadopor laactuaciónlibre, comorespuestaalas llama­ dasdel Absoluto. Excusadoesdecirqueensuvisiónreligiosaloscon­ trarios son Dios y el hombre. La actuación dialéctica del hombre frente aDios halla susmejores modelos endos personajes bíblicos: AbrahamyJob. Laclavequeexplicaestas vidasnoes el sistema. Es tansólo laexistencia libre que responde oserebela contra el Abso­ luto contraDios. Dialéctica racionalista llamábamos ensegundotérminoaladia­ lécticahegeliana. También impugnaKierkegaardesta segunda nota. La impugnaciónbrotadelos estratosmás hondos de sumentalidad. J. Wahl, ensus estudios sobreKierkegaard, ha dedicadouncapítulo ala luchadeéste contra toda filosofía. Esta lucha la fundaKierke­ gaardenundoblemotivo: La filosofía, afirma, sepreocupaexclusi­ vamente de lo general y tiene un carácter netamente idealista. Lo general esparanuestrofilósofoloquelamayorpartedeloshombres practican. Lo general responde a la inmediatez de las aspiraciones humanas: prebendas, empleos, matrimonio, intereses lucrativos, etc... Trasladado todoelloalafilosofía, logeneral sonlas ideasuni­ versales, a las que se concede perenne validez, y por lomismo, son aplicables atodos. Por idealismo entiende el conatodehacer entrar larealidadenlalógicaydeanteponer, por lomismo, lacienciaala vida. Pecó, ciertamente, el idealismodurante siglos deestáticoeiner­ te. Las ideas universales parecieron convertirse en estatuas rígidas, objetos decontemplación, pero no de accióny de vida. Contra esta rigidezse levantó ladialécticahegelianaque fueunesfuerzohercú­ leo para dar movimiento a la ingente mole de ideas petrificadas. Y esto, efectivamente, lo logró. Pero a costa de lo único que quedaba al margendelas ideas: lalibertaddelapersonaensurealidadexis- tencial. EnHegel también la libertad existencial entra en la vorá­ gine de la dialéctica de la Ideaque, si se realiza temporalmente en

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