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ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA 113 Kierkegaardexpresaestomismoconotranoción, claveensuvi­ sión filosófica: la paradoja. Para nuestro filósofo la paradoja viene a ser última explicaciónde la realidad. Osi se prefiere, la elimina­ ciónde toda última explicación, por los caminos de la lógica racio­ nalizados. Es laúltima explicación, porquemás allánosepuede ir. Topamos con la definitiva realidad que es constitutivamente para­ dójica. Pero es al mismo tiempo carencia de toda explicaciónracio­ nal, porque acepta el contraste, la oposición, como algo definitivo contra la tendencia de la lógica a resolver los contrarios en sínte­ sis constructivas. Recojamos algunas paradojas que Kierkegaard comenta en su Diario. Todas dicenrelaciónal hombre religioso, el ser menos com­ prendidopor ladialécticadeHegel. EsparadójicaparaKierkegaard, ante todo, lapersona deCristo, síntesis viviente del Infinito y lo fi­ nito del Ser supremo y de la pobre naturaleza humana. Lo es la esenciadelafecristianaporlaquesecreemás enunapersonaque enunadoctrina. Loesladoctrinadel pecadooriginal, al afirmarque es heredado loquees exclusivamente personal. Lo es la doctrina de lagraciaque exige el máximo esfuerzodel hombrey continúa sien­ dosiempregracia. Loes el amor imposible al enemigoquenos odia. Loes el amor incondicionado aDios que envía lapruebayel sufri­ miento. Dejando a un lado la vertiente teológica de estas paradojas —tocaalateologíael precisar suvalor—ahoranos interesatansó­ lodejar constanciadela significaciónexistencial de laparadoja co­ mo expresión de una dialéctica de contrarios en la que nunca hay mediaciónni superacióndelosmismos. Oloqueeslomismo: ladis­ yunción irreductible del aut-aut mantiene una pervivencia existen­ cial irreductible. Conundeseodecomprensiónmás plenadelareaccióndeKier­ kegaard frente aHegel, pasamos ahora a examinar cómo intepreta el filósofodanés las cuatronotas quehemos subrayadoenladialéc­ ticahegeliana. En primer término Kierkegaard rechaza toda dialéctica siste­ mática. Opone a ella la dialéctica existencial de la libertad. Para Kierkegaard, el espíritudesistema tanvigente enlaépocadeHegel yque culmina en la filosofía de éste, intenta realizar la pretensión absurda de querer comprenderlo todo, de dar razóny explicarlo to­ do. Hasta lomás inaccesible ala razón, que es la fe. Es igualmente vano todo intento de querer absorber y reabsorber la realidadexis-

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