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ALEJANDRO DE VILLALMONTE 7 1 d o con cre to cóm o ahora, en el tiem po de C risto, nos adm inistra su gracia en orden a la v ida eterna. S ob re cóm o lo hacía «in illo tem po- r e », al p rin cip io de la histeria secular de la hum an idad , sobre la « e c o ­ n om ía » de su gracia en aquellos tiem pos, nada con cre to y específico p ed em o s afirmar con seguridad. Y es que, en el fo n d o , d ebe tenerse en cuenta qu e lo primordial c p ro to lóg ico (lo m ism o qu e lo escatoló- g ico ) n o son para nosotros categorías espacio-tem porales, qu e señalen un antes y un después en el m o v im ien to del acon tecer natural. Lo prim ordial lo hem os de utilizar com o una categoría teológ ica de cua­ lidad, qu e expresa una situación o m o d o de encontrarse el h om b re an ­ te D ics. P rescind iendo de cualqu ier cóm p u to de tiem p o ex tern o, de cualqu ier época h istórica, un h om b re se halla en estado primordial cu and o todavía no ha llegado a él la gracia de C risto. Y m ientras se encuen tre en esa siuación de tod a v ía -n o haber recib ido la gracia, si­ gue perten eciendo a la hum an idad prim ordial (en cuan to categoría teológ ica ), es decir, a la hum an idad que nace y v iv e en estado o r ig i­ nario de separación de D io s ; lo qu e se llama estado de «p e ca d o o ri­ g in a l» . IV . NUESTRA TEORIA EN LA ANALOGIA DE LA FE Las verdades de fe sin perder su m isteriosidad, todav ía pueden hacérsenos de a lgún m o d o in teligibles, d ice el con cilio V a tica n o I, si las estudiam os en la analogía de la fe , es decir, si las estudiam os en el c o n te x to de unas verdades con otras, en relación con las verdades de o rd en natural y a la luz del ú ltim o fin del h om b re (D S . 3 0 1 6 ). V a ­ mos tam bién nosotros a contrastar nuestra teoría sobre los com ien zo s de la historia de salud con tem p lánd ola en la analogía de la fe , es d e ­ cir, en el con te x to de las verdades reveladas. La teoría trad icional no descu id ó este aspecto del p ro b lem a ; y así presentó siempre sus afir­ maciones sobre el estado de justicia origina l en con e x ión e incluso en fu n ción de otras verdades qu e se ju zgaban más fundam en tales. U n i­ cam en te qu e, en la actualidad, n o parece necesario, ni siquiera posible, m an tener tal con e x ión . Para nosotros las verdades dogm á ticas qu e están en con e x ión más directa con el tema y qu e más afectadas podrían verse por nues­ tra n egativa en adm itir la teoría tradicional, son d o s : el d o gm a d e la

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