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54 ADAN NUNCA FUE INOCENTE tica y la posterior hablan de la recirculación de la salvación y v id a de la g ra cia : T en id a por A d á n , perdida por el pecado, re-establecida por C risto, segund o A d á n . Ya hem os ind icad o qu e este argum en to supone una visión hamartiocéntrica de la historia de salvación . Im ­ plica o habla expresam en te de una qu iebra, una liqu ida ción de la e c o ­ n om ía anterior, hecha fracasar c om o tal por el pecado de A d á n y que ahora, por efe cto de la acción de C risto, se re-con struye sobre nu ev o y m ejor fu n d am en to . Sin em ba rgo, esta form a de ver la historia de salvación , con esta dualidad y d iscon tinu idad , presen tando la econ om ía de C risto com o sup liendo a otra anterior ex tingu ida , es a lgo tota lm en te a jeno al au ­ tén tico pensam ien to b íb lico . C on ceb ir la historia d e salvación en fo r ­ ma de m o v im ien to circular, com o apccatástasis o red in teg ra tio d e lo qu e fu e al p rin cip io y lu ego se d eterioró, es un residuo de la c o n c e p ­ ción m ítica propia de las religiones antiguas extrabíblicas. El m o v i­ m ien to del tiem po y de la historia de salvación en la Biblia va en d i­ rección lineal, ascendente, sin cam bios de s e n tid o ; ya qu e desde el p rin cip io al final es Cristo el com ien z o d e los cam inos del D io s Padre cuando qu iere realizar su design io d e llevar los h om bres a la V id a eterna. Quedan en la Biblia expresiones qu e pudieran sugerir la idea de re-instauración, de una vuelta a los p rin c ip io s ; pero se trata de m ero recurso y expresión literaria. Los orígenes aparecen siempre asum idos en la marcha ascendente hacia la con sum a ción fu tu ra , final, escatológica. N o se trata de los «p restigiosos y d iv in o s orígen es» que hay qu e restaurar. A los orígenes sólo se les con ced e la hum ilde tarea de prefigurar, iniciar, siquiera sea im perfectam en te, aquello qu e D ios quiere hacer en realidad : la n u ev a creación en C risto 7S. 2 . N u estra teoría fren te a las enseñanzas d e la T rad ición . Parece indudab le qu e la trad ición patrística afirma el estado de santidad y justicia origina l para los protoparen tes del gén ero hum ano, aunque las form as de hacerlo sean m u y diversas. Pero siempre se p ien ­ sa en un estado sobrenatural, ex cep cion a l, para el prim er h om b re. R ecordam os las enseñanzas de San Ireneo, en el sig. II 7*. A partir de 73. Cfr. F. RAURELL, art. cit., espec. pp. 165-172. 74. Utilizamos el resumen que ofrece A. ORBE, La Antropología de san Ireneo, Madrid 1969, espec. pp. 195-225.

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