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48 ADAN NUNCA FUE INOCENTE de afirmar taxa tivam en te qu e n o la tu v ie r o n ; pues D io s podría h a ­ bérsela d ad o por m ed ios a n osotros d escon ocid os. Es posible, pero na ­ d ie puede darlo por cierto. Por eso decim os qu e los teólog os en este p un to d eb en responder sencillam en te con un ign oram os la situación teologa l con creta en qu e se pudieron en con trar aquellos prim eros h om ­ bres. 4 ) La única n oticia teológ ica con creta y segura qu e ten em os sobre la hum an idad originaria es más b ien de sign o n eg a tiv o . L os h om bres com p on en tes d e la hum an idad originaria al llegar a la existencia, a pe­ sar de estar elevados al fin sobrenatural y acog id os por la p rov id en cia so ­ brenatural d e D io s, com ien zan a existir sin la gracia d e C risto, con im posib ilidad interna y absoluta para conseguirla por sus propias fu e r­ zas naturales, v en d id o s al p ecado y fuerzas del m a l; es decir, fu e ron con ceb id o s en esa situación teologa l m iserable qu e la trad ición e cle ­ siástica llama estado de p ecad o original. L o m ism o qu e nosotros los h om bres qu e h em os n a cid o en el tiem p o d e C risto y d e su Iglesia. Sin C risto y antes d e C risto n o puede ser otra la situación sobrenatural en qu e nazca el h om b r e ; so pena d e atentar con tra la universalidad y n e­ cesidad absoluta d e la gracia d e C risto, d o gm a fun dam en ta l del cris­ tianism o. III. NUESTRA TEORIA ANTE LA PALABRA DE DIOS Indudab lem en te qu e nuestras anteriores afirmaciones necesitan ser con fron tadas con la regla de la f e : La Sagrada Escritura y el M a ­ gisterio de la Iglesia, y ser sometidas a crítica a la luz d e sus enseñan ­ zas. Nuestra posición resulta, in icia lm en te, bastante ven ta josa , ya qu e n os h em os co lo ca d o en actitud d e absten em os de afirmaciones sobre la situación teológ ica con creta d e la hum an idad o rig in a ria : N o sabe - m os, carecemos de datos o noticias teológicas concretas y fidedignas sobre el estado en qu e se en con traba la hum an idad p rim ordial respec­ to al sob ren a tu ra l; sobre la fo rm a específica en qu e se les adm inistraba a aquellos h om bres la gracia en o rd en a la con secu ción del fin sobrena­ tural. N u estro n o-saber lo h em os ca lificado de una d octa ignoran cia, una ign oran cia expresam en te buscada y críticam en te con trolada . Sin em ba rg o , es in ev itab le la p re g u n ta : Esta ignoran cia ¿ n o será tam ­ bién un ignorar la Palabra de D io s en alguna de sus afirmaciones e x ­ plícitas? O al m en os, esta buscada ign oran cia ¿ n o perjudica la recta, o rto d o x a in teligen cia d e verdades de fe claram ente establecidas? D e

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