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4 4 ADAN NUNCA FUE INOCENTE con ju n to de don es qu e les atribuye la teolog ía trad icional, hasta nues tros días. La an tigua figura d e la hum an idad originaria com puesta por la pareja de A d á n y Eva ha desaparecido de la cien cia hum ana y tam b ién de la teolog ía . Esta ha ten id o qu e revisar todas las afirmaciones qu e hacía sobre A d á n y Eva basadas en este presupuesto qu e la ciencia y la exégesis crítica han d em ostrado insostenibles. En esta perspectiva evolu cion ista y , con m ay or p robab ilidad , tam b ién poHgenista, la figura entera de la hum an idad originaria cam bia radicalm en te d e estructura. L o prim ero qu e ha d e hacer la teolog ía es recon ocer la n o v ed a d total de este tip o de hum an idad o rig in a ria : U n a hum an idad en estado ru d im en ta rio de desarrollo, lo más alejada qu e pod em o s pensar de nues tra investiga ción h istórica. T am b ié n lo más alejada posible del cen tro de la historia d e salvación qu e es C risto y el tiem p o d e C risto. N o s en con tram os con un caso lím ite en el con ju n to de la historia de salva ción . Para nuestra teolog ía de v iadores, a la luz d e C risto, esta hum an i dad originaria sólo entra en nuestro h o riz on te visual en la fo rm a leja na, imprecisa qu e nos perm iten los p rin cip ios ya alud idos. N oticia s concretas n o las tenem os, porqu e para nosotros, los qu e estamos en el tiem p o d e C risto, D io s n o ha ju zg a d o necesario darnos más detallada in fo rm a c ió n ; nos basta con o ce r los prin cipios generales ind icad os para qu e n os hagam os una idea d e la am p litud y p ro fun d id ad d el M isterio de C risto y de nuestra responsabilidad personal para d e cid im o s por D ios en la fe , esperanza y am or. 8 . H um an idad originaria y humanidad in fan til. Nuestra postura respecto del estatuto sobrenatural de la hum a n idad originaria es, en p rin cip io, bastante f á c i l: Es una actitud d e d o c ta ignorancia sobre la cu e s tión ; es decir, una ign oran cia con scien te m en te buscada y críticam en te con tro la d a ; ya qu e se ha rechazado el an tigu o saber sobre el asunto y n o se v en m o tiv o s para sustituirlo por o tro saber te o ló g ico sobre aquella situación . C om o la Palabra de D io s n o ofrece datos acerca del estatuto sobrenatural con cre to y específico de la hum an idad originaria, lo ún ico seguro para el te ó lo g o es n o hablar tam p o c o ; si n o es en la form a lejana e ind irecta en qu e lo h em os v e n id o h a cien d o n osotros, c om o consecuencia d e los p rin cip ios m en cio nados. La ciencia teológ ica se encuen tra aqu í en una situación m u y análoga a la qu e ha de adoptar fren te a la qu e llamaríamos hum an i -
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