PS_NyG_1972v019n001p0003_0082

4 0 ADAN NUNCA FUS INOCENTE Determinar el estatuto sobrenatural específico, propio, en que se en- contraba la humanidad originaria. Entendemos por humanidad origi­ naria, o humanidad primordial el grupo de seres humanos que apare­ cieron los primeros en la tierra y que han de considerarse como los progenitores de toda la familia humana hasta nuestros días y hasta el final de la historia. En la visión del mundo dominante hasta el siglo 19 , visión inmovilista, precientífica, propia del hombre antiguo y también de la teología tradicional, resultaba fácil hablar de la cues­ tión : Adán y Eva forman la humanidad originaria, tanto para una consideración teológica, como filosófica y científica (— precientífica— ) de la historia humana. El estatuto sobrenatural de esta humanidad originaria se determinaba con minuciosidad y seguridad mediante la teoría sobre el estado de santidad y justicia original en que habrían sido creados Adán y Eva. Pero, al aparecer en el horizonte de la ciencia el evolucionismo y, en forma más concreta, al adquirir el poligenismo categoría de teoría científica más probable y perfectamente tolerable desde el punto de vista teológico, la figura de una humanidad originaria cambia nota­ blemente de estructura. Ya no se puede contar con una única pareja de prctoparentes, que llegan a la existencia en perfecto grado de des­ arrollo natural y en plenitud sobrenatural. La humanidad emerge len­ tamente de seres vivientes inferiores, en varias poblaciones humanas esparcidas tal vez en diversos lugares geográficos, en diversos tiempos, en circunstancias ambientales muy distintas. La uniformidad y la uni­ dad de estructuras biológicas, morfológicas y, luego, el similar com­ portamiento psicológico y cultural; en una palabra, la unidad empí­ rica de la especie hombre, tal vez ha sido resultado de una lenta y tra­ bajosa evolución de siglos. Los primeros hombres rudimentarios sólo muy lentamente fueron dando señales cada vez más claras e inequívo­ cas de estar dotados de la inteligencia y de la libertad que caracteriza al hombre histórico 60. Aun llegados a la suficiente madurez fisiológi­ ca, orgánica, todavía la deseable madurez psicológica, con la posibili­ dad real de crear cultura, pudo hacerse esperar por mucho tiempo. Lo­ grada la madurez suficiente para crear cierta cultura, todavía pudieron tardar muchos años en lograr la capacidad expedita para poner actos 60. Pueden recogerse datos suficientes en las obras ya citadas de A. HAAS y M. CRUSAFONT sobre La Evolución, nt. 13.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz