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34 ADAN NUNCA FUE INOCENTE Por ser ésta la idea germinal de toda la visión teológica del hom- bre, es lógico que la pongamos también como punto de partida para estudiar la situación teologal en que, según la Palabra de Dios, se en- contraba el hombre en los comienzos de la historia de salvación. 3 . Características del fin sobrenatural al que Dios llama al hombre. La vida eterna a cuya posesión Dios llama al hombre, tiene co­ mo característica primera el ser «sobrenatural» en el sentido teológico más estricto. No necesitamos deternos en esta afirmación. En cambio, sí queremos recordar aquí al estudiar el tema de los comienzos de la historia de salvación, que el fin sobrenatural es único, universal y obligatorio para todos los individuos del género hu­ mano. Al ser único este fin, quiere decirse que ningún hombre, en ninguna de las etapas de la evolución del género humano, ha tenido otro fin último que pudiera llamarse natural, o un fin sobrenatural de otro tipo distinto. El fin natural y el estado de naturaleza pura nunca ha existido, sen meras hioótesis más o menos útiles para el trabajo teológico. Por tanto, desde los primeros casos de auténtica hominiza - cwn, en qe vinieron a la existencia hombres de nuestra raza, hasta el acabamiento de la especie humana, ningún hombre ha tenido otro fin p:opio y último de su vida más que Dios como es en sí, poseído por la visión y amor beatificantes. Al ser obligatorio quiere decirse que nunca ningún hombre ha tenido libertad moral para elegir otro fin distinto de Dios mismo. Ni es posible la realización plena y feliz de la propia vida sino en la comunicación perfecta con Dios en el cíe- lo. Las propiedades anteriores se completan diciendo que este fin so­ brenatural es universal en el sentido más amplio y comprehensivo de la palabra. Todos los seres qus entran en la categoría de género- — es­ pecie— raza humana, raza de Adán, en cualquier estadio de evolución histórica en que se les considere, todos y cada uno han tenido este fin sobrenatural y ningún otro; los hombres de la humanidad prime­ ra, los pertenecientes a épocas propiamente históricas (a la historia do­ cumentada del género humano, historia profana o sagrada), los actua­ les y los del futuro, todos han sido destinados a idéntico fin sobrena­ tural.

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