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ALEJANDRO DE VILLALMONTE 2 1 de justicia original es una verdad fundamental del cristianismo: la situación de pecado en que se encuentra la humanidad entera, antes de que le llegue la gracia de Cristo. Lo testifica la Biblia en cada pá­ gina, hasta culminar en Rm 3 , 10 - 23 : Todos han pecado, no hay nadie que sea justo; todos necesitan de la justicia benéfica de Dios en Cristo. Dentro de esta situación universal de pecado se fijó la aten­ ción en un caso límite, más desconcertante y misterioso: el pecado original, el pecado de la naturaleza, que afecta a todo hombre al lle­ gar a la existencia; incluso antes de que sea posible el pecado perso­ nal. Entonces surge inevitablemente la pregunta: ¿Cómo se explica esta situación universal de pecado, especialmente el pecado original en que son concebidos todos los hombres? El deseo de encontrar una respuesta aquietante aparece ya en la misma Biblia y se intensifica, como es normal, en la teología posterior Los posibles causantes del pecado original no pueden ser más que Dios, o ciertas fuerzas y personas extrahumanas y extradivinas, o el hombre mismo. Para un creyente es del todo claro que Dios no puede ser cau­ sante de la situación pecadora. Sobre todo, el Dios de la revelación cristiana. En efecto, el Dios de la revelación no sólo hace buenas to­ das las cosas; sino que hace al hombre a su imagen y semejanza, des­ tinado a la participación de su vida íntima y del que cuida con pro­ videncia paternal en orden a llevarlo a la vida eterna 3. Sería una gran impiedad y contrario a toda sana razón pensar que Dios, al ha­ cer al hombre al principio lo hiciese en tanta miseria y calamidad, di­ vación; pone en marcha la actual historia de salvación, ahora y sólo aho­ ra basada en Cristo. L a anterior economia o h isto .ia de salvación había sido puesta en marcha y fracasado sin referencia ninguna a Cristo. Esta es la diferencia básica respecto de la actual, la que, desde Gén 2-3 cono­ cería la Biblia. Sin duda este presupuesto teológico influyó en forma de­ cisiva en la manera de interpretar los datos revelados sobre los orígenes de la humanidad. Aunque más decisiva fue sin duda la mentalidad fijis- ta y hasta m ítica con que leían los relatos del Génesis los teólogos an ti­ guos. 32. Más adelante, al hablar de los posibles fundamentos bíblicos del estado de justicia original, insistiremos en esta idea. 33. Este es el razonamiento de M. F L I C K Y Z. A LSZ EGH Y , ob ext., nr 368. Aducen un texto del concilio Vaticano I I en el mismo sentido: “homo cor Aducen un texto del concilio Vaticano I I en el mismo sentido: “homo cor suum inspiciens, etiam ad malum inclinatum se comperit et multiplicibus malis demersum, quae a bono creatore provenire non possunt”, GS., n r 13.

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