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2 0 ADAN NUNCA FUE INOCENTE le discute e incluso se le niega probabilidad teológica. Los presupues tos ideológicos sobre los que era sustentado ya no son convincentes. Estos presupuestos eran de dos órdenes: presupuestos científicos y presupuestos teológicos, estrechamente unidos y condicionados los unos por los otros. Los presupuestos científicos se resumen en la men talidad fijista respecto al origen del mundo y del hombre. En reali dad, a la ausencia total de cualquier explicación científica sobre el problema. Ausencia que era sustituida por relatos populares, similares a los del Génesis y de la misma altura «científica» que ellos. El fijis- mo afecta no sólo a la concepción precientífica sobre el origen del hombre, sino a la misma filosofía que estaba en la base. La teoría evo lucionista cambia totalmente la perspectiva científica. A nivel filosófi co prevalece un concepto más dinámico del ser y por ello más adapta ble para una consideración histórica y relativa del ser y del acontecer humano. Ya hicimos alusión al impacto que la nueva ideología pro dujo en las afirmaciones teológicas sobre los orígenes de la historia de salvación. Su influencia ha sido decisiva para las cuestiones teológicas que tratamos. No necesitamos entrar en su exposición, sino sólo te nerlas en cuenta como legítimos presupuestos. Nos fijamos únicamente en ciertos presupuestos teológicos que es inevitable someter a examen: La perspectiva hamartiocéntrica de la antigua teoría; la ausencia de una interpretación crítica y realmente científica de las Fuentes; la llamada «teología de Adán», considerada como indispensable para la recta formulación del dogma del pecado original. A. Defectuoso enfoque hamartiocéntrico. Comenzamos nues tra reflexión sacando la cuestión del enfoque tradicional hamartiocén- trico desde el cual venía siendo estudiada 31. El punto de partida para comprender la teoría clásica del estado 31. “Hamartiocéntrico” (de hamartla, pecado) llamamos al siste ma teológico que propone la situación de pecado original en que cayó la humanidad entera, como punto de partida para comprender y explicar teológicamente la actual economía de salvación y, por los mismos moti vos, la actual historia de salvación. Se presupone y aún se afirma la exis tencia de otra economía anterior, la economía paradisiaca, en la cual es tuvo Adán y que hab .ía de perdurar en sus descendientes, de no haber pecado el primer hombre y dado en quiebra dicha economía como conse cuencia del pecado. Con el pecado de Adán la humanidad entera se cons titu iría en massa damnata, massa peccati. Ante esta situación pecadora la misericordia divina se decide a instau rar otra nueva economía de sal-
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