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16 ADAN NUNCA FUE INOCENTE sar en la plenitud que supone el estado de justicia original propug- nado por los antiguos teólogos. En efecto, según repite Baumgartner, el hombre originario no pose- yó realmente los llamados dones preternaturales de la justicia original: el don de inmortalidad e integridad. La doctrina tradicional tenía ra­ zón en señalar la conexión de estos dones con la gracia santificante, y la tendencia de ésta a transformar al hombre entero. Pero, tal trans­ formación perfecta del hombre integral no pudo tener lugar al co­ mienzo de la historia, sino que será efecto de la gracia de Cristo al consumarse en cada uno la gracia de la resurrección. Por eso Baum­ gartner no admite que el hombre estuviese al principio en posesión real, efectiva, de tales dones. La muerte física, el sufrimiento, el des­ orden interior del hombre (la concupiscencia) no son efecto del pecado original, sino condición natural del hombre Sobre la naturaleza de esta gracia primera hace una observación digna de tenerse en cuenta, en vistas a la teoría que nosotros sustenta­ remos más adelante. No admite la teoría tomista de la doble econo­ mía de salvación: la una, la paradisíaca supralapsaria, anterior al pe­ cado originante y que habría caducado con él; y luego otra posterior al pecado, infralapsaria, que habría sucedido a la primera, reempla­ zándola. El N .T. no conoce más que una única actual economía e historia de salvación, la presidida por Cristo, Hijo de Dios hecho Hombre. No se da a ningún hombre otra gracia que la gracia de Cris - to, que es siempre y primariamente deificante; pero que, con ocasión del pecado humano, adquiere el rasgo de y se manifiesta como gracia redentora y liberadora del pecado A esta ventaja hay que añadir otra: Baumgartner elimina de los protoparentes cualquier situación o estado teologal privilegiado, excepcionalmente superior al de los demás hombres. Todo ocurre con la normalidad propia de unos seres que, ordenados al fin sobrenatural en Cristo, van entrando en la historia concreta de salvación y se les 25. C. BAUMGARTN ER habla de la justicia original en sentido res­ tringido, “la justicia original, es decir, la inmortalidad corporal y la integri­ dad”, ib. p. 158. Una explicación más amplia en pp. 71-76. Aunque en es­ trecha relación con la gracia, los dones preternaturales son separables de ella. E l primer hombre no había poseído la ju sticia o.iginal real y formal­ mente; ésta es más bien un don escatológico, pp. 217-224. 26. C. BAUMGARTN ER , ob. cit., pp. 216-218.

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