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14 ADAN NUNCA FUE INOCENTE En fórmula sintética tal vez podría decirse que, como consecuen­ cia de la nueva ciencia y de la mentalidad evolucionista, y como con­ secuencia más directa de una exégesis más crítica, los teólogos dogmá­ ticos en esta cuestión del estado de justicia original han iniciado un proceso de reducción cada vez más intenso, hasta llegar a plantear el problema de la eliminación total del estado de justicia original como estado real del hombre respecto al sobrenatural. En la descripción que la teología tradicional hacía del estado de justicia original podemos distinguir tres niveles o círculos concéntricosa. En el primer círculo, más exterior, habría que colocar la figura del paraíso terrenal, el jar­ dín del Edén imaginado como un lugar geográfico en el que Dios ha­ bría colocado a Adán después de haberlo formado del limo de la tierra. Este paraíso de delicias desaparece de la teología seria ya antes de 1950 , al menos en general. Si alguna vez se le creyó perteneciente a la circunstancia vital propia del primer hombre, lo fue en forma exter­ na; si bien en estrecha dependencia de los dones preternaturales y sobrenaturales y como una consecuencia connatural de la plenitud de la gracia original. Más hacia dentro, como posesión personal del hombre, habría que poner los dones preternaturales antes mencionados, que modifica­ ban profundamente la psicología de Adán (en relación con la nuestra) y su comportamiento respecto de Dios y del mundo entorno. Esta visión del estado paradisíaco evita la contradicción con los datos de la ciencia empírica. En realidad, es un estado que sólo imperfectamente podría denominarse histórico. Fue un estado en que Adán estuvo real­ mente; pero como, en el supuesto, habría durado sólo un instante, no tuvo ni pudo tener repercusiones constatables para la ciencia empírica. Adán, tan excepcionalmente dotado, no tuvo oportunidad de hacer historia. De todas formas, aunque se le saque a Adán del dominio de la ciencia, todavía la mentalidad o filosofía evolucionista, que lo inva­ día todo, no podía aceptar esta idea de un comienzo del género hu­ mano por lo más perfecto en cualquier orden de cosas. Así, esta figura de Adán, «adornado» con los dones preternaturales, comienza a en- 3 . Impacto de las nuevas ideas en la teología dogmática. 2 2 . M . F L I C K - Z . A L S Z E G H Y , A n tropo log ía T eológ ica n r s . 3 9 4 - 3 9 8 .

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