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A. PINTOR • RAMOS 3 7 1 filósofos que tuvo lugar en torno al Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung que, publicado entre 1 9 1 3 - 1930 , abar­ ca el período creador de la fenomenología alemana, justamente hasta el momento en que Heidegger se separa de Husserl; desde entonces, la fenomenología alemana es Husserl y sus colaboradores académicos. El intento de continuación en la revista Philosophy and phenomeno' logical Research, publicada en Buffalo (EEUU) por M. Färber desde 1941 , no logró aunar lo esfuerzos de los filósofos interesados en la fe­ nomenología y, aunque aquí se publicaron trabajos importantes, esta publicación fue adquiriendo un aire cada vez más heterogéneo que no permite considerarla, estrictamente hablando, como fenomenológi- ca. El primer volumen del Jahrbuch se publicó en 1913 y al frente de él figuraban, con Husserl, como editores M. Geiger, A. Pfänder. A. Reinach y M. Scheler que, al mismo tiempo, eran los autores de los trabajos que componían este importante número, expresión de las distintas tendencias que existían entre los fenomenólogos. El editor M. Niemeyer, entonces en Halle, se hacía cargo de la publicación y lanzó unos meses antes un anuncio editorial para presentar al público intelectual alemán la revista, que se puede considerar como una decla­ ración de principios del movimiento. Su examen nos va a ser muy provechoso porque nos pondrá en el camino para aislar unos cuantos caracteres generales por los que los fenomenólogos quieren ser cono­ cidos en el mundo filosófico. En primer lugar, la fenomenología «no es un sistema escolar, de­ marcado por el editor, al que deban ajustarse los futuros colaborado­ res». El dato es impo rtan te; la fenomenología no fue nunca una es­ cuela con unas tesis rigurosamente establecidas — parece contraponer­ se así al neokantismo que dominaba en la universidades alemanas— , pues, en rigor, una «escuela fenomenológica» no ha existido nunca, si­ no tan sólo un movimiento <•fenomenológico» ( phänomenologische Bewegung). Este movimiento se basa en una convicción básica y co­ mún : «sólo mediante el descenso a las fuentes originarias de la in tu i­ ción y desde ella se está calificado para una intelección esencial crea­ dora de las grandes tradiciones filosóficas en lo tocante a conceptos y problemas». El distintivo esencial de los fenomenólogos es la Wesens - chau o intelección esencial que hace posible un enfoque nuevo de los tradicionales problemas filosóficos. Evidentemente, aquí no podemos

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