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A. PINTOR - RAMOS 409 uno de los fenomenólogos con intereses más vastos. Importante psico- logo, interesado en cuestiones estéticas, Geiger es quizá el fenomenó- logo que mejor conoce las ciencias experimentales modernas. Es au- tor de importantes estudios en los que se enfrenta a Fechner y a Wundt y al asociacionismo, pero no llegó nunca a elaborar una con cepción sistemática original. Cuando se arguye que murió joven, no debe olvidarse que en ello quizá influyó también de modo decisivo la actitud de expectativa que mantuvo frente a las respuestas proce dentes de la ciencia a las que él concedía un crédito mucho mayor que la mayor parte de los fenomenólogos. Quizá haya sido a raíz de la teo ría de la relatividad, a la que dedicó un estudio en 1921 — Die philo sophische Bedeutung der Relativitätstheorie — , cuando se distanció del realismo de los primeros fenomenólogos. Geiger entiende la fenome nología como un empirismo universal sin los prejuicios del sensualis mo inglés o del positivismo de Mach; la reducción fenomenológica sería para él una nueva formulación del principio de la «navaja de Oc- kham». es decir, un método que permite enfrentarse a cada objeto sin complicaciones innecesarias. Geiger, sin embargo, no apoya la pretensión de Husserl de dotar a la fenomenología de aplicación uni versal, sino que tiene su campo privilegiado en estética y en psicología, pero no es aplicable, por ejemplo, en matemáticas, lo cual no deja de ser paradójico tratándose de un método creado por el matemático Hus- serl. La fenomenología está en Geiger estrechamente unida a la psi cología con la que necesariamente ha de contar; la estética, una de las regiones atendidas por el filósofo — Beiträge ¿ur Phänomenologie des ästhetischen Genusses, fue su contribución al primer número del Jahrbuch — , es entendida por Geiger como análisis psicológico del sen timiento estético, de modo distinto tanto a Ingarden como al feno- menólogo francés que más se ocupó de este tema (M. Dufrenne). Como se ve, Geiger es un fenomenólogo que llamaríamos no «alienado», pe ro quizá por ello importante en la historia del movimiento fenome nología), al poner a disposición de sus compañeros su increíble am plitud de conocimientos, que podría servir como piedra de toque para limitar las pretensiones de la fenomenología 17. 117. Cf. las referencias bibliográficas en SPIEGELBERG, H., O. C., I, p. 218.
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