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A. PINTOR - RAMOS 401 mismo hecho de que éste no los publicase indica que no los conside­ raba suficientemente maduros y, por tanto, en una interpretación de conjunto no deben tener el mismo peso M. Aún concediendo la parte de verdad que en este argumento pueda existir, hoy parece que se va imponiendo el recurso indiscriminado a todos los textos husserlianos; en primer lugar, porque muchos de ellos fueron pensados para la pu­ blicación y quedaron inéditos porque al maestro le faltó tiempo para darles la última mano para la edición y, en segundo lugar, porque esa misma insatisfacción por parte de Husserl se muestra también en los textos por él publicados; baste pensar en la reedición de las in­ vestigaciones en 1913 o en las anotaciones que presenta el texto de­ finitivo de Ideen I respecto al publicado por el pripio Husserl M. Los inéditos han despertado gran interés y las investigaciones sobre pun­ tos concretos siguen a un gran ritmo, lo cual es muy explicable desde el momento en que a la mayoría de los filósofos interesa más la pro­ blemática tratada que la rigurosa fidelidad historiográfica a Husserl. En conjunto, el pensamiento de Husserl sigue siendo para los es­ tudiosos una tarea poco más que comenzada. Un balance definitivo no es posible mientras no se conozca con amplitud suficiente toda 1a obra del maestro; para ello es necesario disponer de todos los textos, pero también más estudios monográficos sobre puntos concretos. Se necesitaría además disponer del material necesario para una biografía intelectual de Husserl que permita hacer con él lo que X. León hizo con Fichte o Dilthey con Schleiermacher; en este momento sólo dis­ ponemos de algunos fragmentos. Husserl mantuvo una abundandante correspondencia científica con sus contemporáneos, de la que sólo han salido a la luz algunos fragmentos, el más importante de ellos la co­ rrespondencia que poseía Ingarden; esto quizá por el momento no sea aún posible. Vendría después un repaso a la biblioteca personal de Husserl, a sus notas sueltas, a sus seminarios, etc.; todo ello aún un poco prematuro. El balance no puede ser, por tanto, definitivo y no tendría sen­ tido intentar poner un punto final cuando la investigación está au­ 98. Así LAUER, Q.. Phénoménologie de Husserl, p. X y también su citada ed. de La phi­ losophie comme science rigoureuse, pp. 49-50. 99. Es el camino seguido por SZILASI, W.,Einführung in die Phänomenologie Edmund Hus- serls. M. Niemeyer, Tübingen 1959, y también en la que quizá sea la mejor obra deconjunto so­ bre Husserl: DIEMER, A., Edmund Husserl. Versuch einer systematischen DarstellungseinerPhä­ nomenologie. A. Hain, MeisenheimamGlan 1956.

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