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A. PINTOR - RAMOS 395 sin el comportamiento existencial. Puede ser bueno y útil anteponer metódicamente la epoché; es aconsejable porque con gran facilidad se impone un tosco prejuicio en donde sólo tendría derecho a extenderse un comportamiento existencial ya dado. Pero ¿cómo entenderemos la vida de la religión si la contemplamos desde lejos?» 78. Dejando apar- te otras esferas en las que se podría decir algo similar, vamos a fijar- nos en una problemática concreta y en el modo en que es enfocada por la fenomenología trascendental. El problema de la intersubjetividad persigue a Husserl desde el comienzo de su empresa ” , pero no parece del todo convencido de las soluciones esbozadas 80 y el tema fue ampliamente desarrollado en la V de las Cartesianische Mecktationen. El «mundo», decíamos, es la síntesis de los distintos perfiles que nos van presentando los noemas en tanto que correlatos de la intencionalidad constitutiva; ahora bien, que ese mundo sea algo real para mí es algo que sólo se me presenta en el momento en que tengo conciencia de que mi mundo coincide con el de los otros. Pero ¿cómo llego a tener noticias del otro como otro- yo? Evidentemente, no se trata aquí del Yo trascendental, residuo de la reducción fenomenológica, que no se refiere al yo-hombre ni tam­ poco al tú. El Yo trascendental se me da dentro de un horizonte po­ blado de objetos naturales; dentro de esos objetos hay uno que llama particularmente mi atención y que es mi cuerpo ( Leib), que me es da­ do indisolublemente unido al sujeto que lleva a cabo la reducción fe­ nomenológica. Pues bien; el camino hacia el otro pasa por mi cuer­ po, al lado del cual existen otros cuerpos, que externamente tienen las mismas características, de lo cual concluyo por «intrafección» (Em- fühlung) que también dicen relación a otros sujetos. Husserl no ha te- matizado bien el punto concreto de la Einfühlung, pero parece querer decir algo distinto que T. Lipps o J. Volkelt, los defensores de la teo­ ría que lleva este nombre. Esta teoría muy compleja en sus detalles, no resulta convincente ni en sus pasos concretos ni en su idea general; el problema reside justamente en el punto de partida: si éste es solipsis- ta, si lo decisivo es el yo con todas las reducciones fenomenológicas que se quiera, ese yo no se podrá declinar nunca en plural y la realidad 78. LEEUW, G. van der, Fenomenología de la religión. Trad. E. de la Peña. FCE, México 1964, p. 653. 79. Cf. Ideen I. párrafo 29. Vuelve sobre el tema en Form. u. transz. Logik, párrafo 95-96. 80. Cf. Nachwort, párrafo, 5.

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