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3 7 3 VICISITUDES DEL MOVIMIENTO FENOMENOLOGICO ALEMAN de la filosofía para convertirla en una doctrina del buen vivir o en una doctrina de la cosmovisión (Weltanschauung); todo ello es in- sastisfactorio por destruir el ideal científico de la filosofía Para que la filosofía sea una ciencia estricta es preciso que el punto de partida ofrezca todas las garantías y seguridades frente a cualquier ataque escéptico. Husserl se inserta ahora dentro de la tradición filosófica del racionalismo occidental; el punto de partida no puede ser otro que la conciencia y la filosofía no puede tomar en consideración más que lo que nos es dado en la vivencia, sin ninguna impostación extrínseca proveniente de teorías más o menos autorizadas, de la carga histórica que arrastra un determinado problema, etc. Todo ello debe quedar entre paréntesis» (Einklammerung), de todo ello se debe orescindir, se debe hacer epoché, del mismo modo que hay que prescindir de ’a existencia fáctica del objeto con la configuración espacio-temporal de que está investida; una ciencia rigurosa sólo puede versar sobre el «eidos», sobre la esencia de las cosas que es lo único inmutable y a la que se asciende a través de la ideación formalizante. Esta fisura entre el reino de las «esencias» y el de los «hechos» es lo que puede significar el «platonismo husserliano que ya le reprocharon Brenta- no y Dilthey y del que la crítica ha abusado quizá desmesuradamente. Ahora b ien ; la vivencia se define esencialmente como intencional, tal como ya había visto Brentano retomando una vieja idea aristoté­ lica ; Husserl le da un gran alcance, hasta el punto de que nos es arries­ gado afirmar que la intencionalidad es el verdadero gozne sobre el cual gira la fenomenología **. Al ser intencional, la vivencia dice relación constitutiva a algo distinto de ella misma v de este modo es posible salvar el yoísmo en que se había encerrado Descartes, pues todo cogito exige esencialmente un cogitatum. Este es uno de los puntos que se­ paran a Husserl de Descartes; el otro, del que muchos fenomenólo- gos no se dieron cuenta al principio, es que el «yo» de Husserl ha pa­ sado ya por la revolución copernicana y no es un sujeto natural, sino un sujeto trascenden tal25. La intencionalidad se convierte de este mo­ 23. Cf. La Philosophie comme science riooureuse, pp. 99-125. 24. Sobre la historia de la intencionalidad: MURALT, A. de, La idea de la fenomenologia. El ejemplarismo husserliano. Trad. R. Guerra. Univ. Nac. autónoma, México 1953, pp. 403-456 Entre nosotros la ha estudiado el Prof. CRUZ HERNANDEZ; para nuestro tema interesa sobre to­ do su trabajo La doctrina de la intencionalidad en la fenomenologia. Acta Salmanticensia. Fil. y Letras, XIV. 2. Universidad de Salamanca 1958, en cuyo cap. 1 (pp. 7-15) hace una síntesis de es­ ta problemática. 25. Cf. LAPORTE, J. M., Husserl’s critique oí Cercarles, en Philosophy and phenomenolo­ gical Research. 23 (1963) 335-352. THEVENAZ, P.. La question du point de départ radical chez

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