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3 6 0 PHYSIS - DIATHEKE tades exegéticas. Nos es suficiente saber que la « diatheke » preside los diversos estadios por los que la Providencia divina ha ido llevando a la humanidad de progreso en progreso hasta su Salvador: ley de n a tu ­ raleza, promesas a los patriarcas, alianza sinaítica y era de la gracia evangélica. Según esto, «diatheke» importa inicialmente una promesa sin mediador, lo que equivale a un « testamento » a favor de la huma­ nidad. Ya antes del patriarca Abraham, en quien el apóstol personifi­ ca la era de la promesa, Dios había dejado oír al día siguiente del pri­ mer pecado, en el período de naturaleza, la promesa de un futuro Re­ dentor. Esta promesa es ratificada en la esperanza dada a Noé después del diluvio “. En Abraham la promesa queda ligada al Patriarca y a su descen­ dencia, lo que no obsta para que en Abraham sean benditas todas las gentes. Y por consiguiente tenga también un sentido un iversa l 16 Al período de la promesa patriarcal gratuita, absoluta y universal sigue luego el período de la ley sinaítica. La «diatheke», hasta entonces promesa unilateral, testamento de Dios a favor de los hombres, se true­ ca en pacto bilateral que obliga a ambas p a rte s: a Dios y a su pueblo. Durante siglos la historia de Israel no es más que un contraste entre las defecciones de Israel a su Dios y el desamparo provisional en que éste le deja hasta que se convierta Por ello, la ley sirvió de hecho, como dice el apóstol, para mani­ festar las trasgresiones e infidelidades del pueblo de Israel. Sin embar­ go, en el primer designio de Dios, la misión de la ley era muy o tr a : servir de pedagogo para llevar a Cristo. Si recordamos al viejo esclavo griego, el de más confianza en la casa, que con el cargo de pedagogo llevaba al pequeño a que lo adoctrinara el maestro, tendremos una ima­ gen clara de lo que intenta decirnos el apóstol sobre la significación de la ley. La ley, por tan to , era un paso más hacia Cristo en los planes providenciales de Dios. Cuando hace Cristo su aparición, empieza la cuarta e r a : la era de la gracia “. La carta a los Hebreos ha escogido como tema central demostrar a los cristianos, procedentes de Israel, la superioridad de esta era de 45. Gn., III, 15; IX, 9. 46. Gn.,V. 18; XVII, 7-10;XXII 17-18. 47. Ex.,XXVI, 3-4; Deut., IV,32-40; IX, 4-6. 48. Gl.,V, 19 y 24.

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