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E. RIVERA DE VENTOSA 359 cutible. No es otro que enunciar como plan divino la « recapitulación » en Cristo de todas las cosas, dispersas por el pecado, reuniendo en sí mismo cuanto hay en el cielo y en la tierra. De esta suerte, el apóstol proclama a Cristo Rey de los siglos y del género humano, puesto que el hombre está llamado « según el propósito divino » a incorporarse a es­ ta cabeza mística y real de la humanidad. En nuestro deseo de cotejar la mentalidad bíblica con la filosofía griega permítasenos advertir que Platón en su anhelo de trascenden­ cia intuyó como posible y deseable la « imitación » de Dios por el hom­ bre. Fue el ápice a que llegó aquella filosofía. San Pablo, sin embargo, le deja muy atrás al describirnos la incorporación del hombre a Cristo, Dios Encarnado, con el cual forma una mística, pero real, unidad. Con el plan bondadoso de Dios queda prefijada la marcha en la historia del hombre. Toda ella es camino hacia Cristo, preparación de su venida hasta su llegada a la plenitud de los tiempos. Después de és­ ta la historia tiene por fin primordial seguir realizando esta obra de in­ corporación a Cristo hasta la segunda venida, que será la consuma­ ción final. Y todo « para gloria de Dios Padre » 4S. Es ésta una visión trascendente, esencialmente escatológica, de la historia, cuyos pasos sucesivos nos interesa ir aclarando para penetrar en su finalidad y su sentido. Lo vamos a hacer, utilizando el concepto de « diatheke », que nos va a señalar las distintas etapas de la economía divina. Los comentadores de la Sagrada Escritura no están acordes sobre la significación primordial de «diatheke », debido al ingente contenido histórico de que está impregnada esta palabra. Para unos es fundamen­ talmente un «testamento» , es decir, una libérrima disposición de la vo­ luntad divina que dispone generosamente de sus bienes a favor de los hombres. Para otros implica igualmente un «pacto» entre Dios y su pueblo **. Tampoco en esta ocasión nos es necesario solventar estas dificul­ 43. Por tres veces se repite en este pasaje la fórmula, especie de estribillo: "Dios quiere ct; cxaivov TSó^ v j c aÚTOU due su gracia sea reconocida, admirada y alabada por los hombres y no solamente su gracia, sino también la gloria de su gracia, su gracia triunfante (F. Prat).44. Cf., L. G. FONSECA. Foedus an Testamentum? en Biblia, 8 (1927) 31-50, 161-181, 290- 319; 9 (1928) 15-40, 150-164; J. BEHM, Diattreke en Theol. Wort. z. N. Test., II, p. 106-137; A. GONZALEZ LAMADRID, Alianza, en Enciclopedia de la Biblia, t. I, p. 350-362; J. SCHILDERBER­ GER, Die Religion des Alten Testamentes, en Christus und die Religionen der Erde, III, p. 460-467.

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