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E. RIVERA DE VENTOSA 353 Expuestos los principios generales de la Física de Aristóteles, nos toca ver ahora cómo los aplica al hombre. Lo ha hecho especialmente en los tres libros que los escolásticos llamaron De anima. Un estudio atento advierte al instante entre éstos y los tratados éticos un «hiatus » que toca a los investigadores especializados determ i­ nar. Para nuestro propósito basta que lo constatemos. Consiste este «hiatus» en la actitud distinta que muestra el filósofo griego respecto de la libertad humana. En el tratado De anima y, en general, en los de Física, considera al alma como forma del compuesto, con todas las implicaciones que esto lleva consigo dentro de la concepción hilemór- fica. Sabemos que una de ellas es la imposibilidad de acotar un campo para la actuación de la libertad. En la Física y en el De anima domina el necesitarismo de las formas y de los fines. Y todo ello sin tener en cuenta los influjos extraños en la generación y corrupción, en los cua­ les no cabe ni siquiera la salida de la causalidad per accidens. De aquí que cuantas veces en la historia de la filosofía el determinismo psicoló­ gico buscó un refrendo en la autoridad de Aristóteles — recuérdense las luchas del averroísmo latino— creyó poderlo encontrar, y con to ­ do fundamento, en los tratados de Física del filósofo. El mismo P. Mandonnet, nada desfavorable en sus juicios sobre Aristóteles, al in­ vestigar las luchas medievales en torno a la libertad y buscar sus oríge­ nes históricos, no duda en escribir que «la tendencia determinista que domina en toda la concepción aristotélica, se extiende también al do­ minio de la Psicología». Pero añade a continuación: «Por otra parte, se da cuenta de las consecuencias desastrosas de la negación de la liber­ tad en el campo de la moral y de la vida social y parece rehuir el fata­ lismo» M. Esto es reconocer el hiatus entre la Física y la Moral de que venimos hablando. En efecto; si la Física aboca a un determinismo inevitable, se encuentran en la Etica bellísimos pasajes donde Aristó­ teles defiende la tesis de la libertad como base necesaria del orden éti- 29 co . Ello nos fuerza, por nuestra parte, a dejar la Física, aún también los tratados De anima, pues el determinismo que domina en ella de­ ja sin respuesta la pregunta sobre el tema de la historia. T a l vez en los 28. Siger de Brabant et l’averroisme latin au XIII siècle (Les Philosophes belges, t. VI), Louvain 1911, partie. I. p. 181. 29. Eth. Nie., III, 7 1113 b 6-14

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