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M. GARCIA CABERO 2 9 9 que los hombres tienen que abandonar, si quieren seguir luchando por su propia humanización. La religión ha tenido un papel fundamental en la obra civiliza­ dora, gracias a su poder coercitivo. H a sido un instrumento válido del que la civilización se ha servido en su lucha contra la Naturaleza. Pe- ro ya no se puede admitir. Para Freud no es honesto en el momento actual dejar que los hombres resuelvan las frustraciones de sus pulsio­ nes creando una instancia providencial en la que todos los deseos in­ fantiles tengan cumplimiento. No se cumpliría con la misión civiliza­ dora que cada hombre debe aportar. Ahora, en el mundo actual, se presenta la ciencia — y la ciencia exclusivamente, según Freud— como instrumento nuevo y sustitutivo de la religión. Es la ciencia quien conducirá al hombre a la aceptación de la realidad y a dar sentido a la propia vida. CONCLUSION Si ahora se quiere concluir de manera unitaria y lógica lo que ha sido expuesto anteriormente, se puede decir: 1. El complejo edípico es el centro de la investigación freudiana sobre la religión, tan to en el plano individual como en el colectivo. Freud encuentra, en la relación triangular simbolizada en el complejo edípico, la explicación de la problematicidad afectiva de cada indivi­ duo. La colectividad humana ha vivido también esta situación conflic- tual en la que la situación ambivalente respecto al antepasado ha con­ dicionado la respuesta concreta como solución del conflicto. 2 . De aquí que la religión se coloque en estrecha relación con el Padre y, en definitiva, consista en el culto del Padre todopoderoso. La idea de la paternidad es el quicio sobre el que gira toda la concep­ ción religiosa de Freud. 3 . El hombre primitivo necesita este Padre omnipotente. El pri­ mitivo se encuentra perdido en el mundo, indefenso ante la naturaleza. Sus deseos piden ser realizados. Pero sufre diversas situaciones frustran­ tes y alienantes a causa de la naturaleza y de la sociedad. Para solucio­ nar el conflicto se crea un ser inaccesible ante el cual todos sus deseos se ven realizados.